|12|

1K 101 8
                                    

Me levanto súbitamente por la pesadilla que ya es recurrente en mí. Inmediatamente mis sentidos me dicen que estoy en mi apartamento, en mi cama y con mi hijo, Kael, que sigue a mi lado mientras duerme junto a su peluche y tiene su boquita ligeramente abierta.

Siento mi garganta seca, me limpio mi frente de las gotas de sudor en ella y me siento en la cama. Se está volviendo recurrente en mí soñar... tener el mismo recuerdo casi todas las noches, el recuerdo del día del asesinato de mis abuelos.

Miro el reloj y veo que son los 4 de la mañana pero sé que no podré dormir más, y si lo llegara a hacerlo, soñaria lo mismo. Le aparto el cabello a Kael de la cara y le beso la frente mientras sonrío, él es la única persona en mi vida.

Me levantó y decido limpiar el apartamento, así mantengo mi mente ocupada y alisto todo porque lo más probable es que después que entregue las pruebas contra Margareth, me aleje de esta cuidad. El campo o un pueblo pequeña suena como un buen lugar para vivir y criar a Kael, hoy tengo que pensar opciones. Y ante este último pensamiento, paro de amarrarme el delantal porque pensar en Kael me lleva a pensar en Maddox. Me prometí a mí misma que le contaría la verdad sobre Kael y lo haré, pero no en persona, le mandaré una carta y una propuesta para compartir su custodia, al fin de cuentas, es muy común que dos padres divorciados compartan la custodia de un hijo.

Empiezo a hacer aseo cuando veo un vaso con agua sobre el comedor, donde está el pequeño baúl de mi abuela con las cosas que traje de la casa familiar. La tapa no está bien puesta y una foto sobresale de ella, la fotografía que nos muestra junto con otra pareja, la fotografía que me muestra cogida de la mano con un niño y él mirándome. Por un momento la idea que ese niño se parece mucho a Kael me golpea y suelto la foto como si quemara. Sacudo la cabeza por ese pensamiento.

Cogí el vaso son agua y guardo la foto, necesito organizar todo porque más tarde iré al apartamento de Marco y sacaré finalmente las pruebas que necesito.

***

Miro la puerta y respiro hondo antes de tocar, pero finalmente lo hago. Unos segundos después, Marco abre la puerta y se ve serio. Me mira de arriba a abajo, como sk me evaluara y después me sonríe.

—Te estaba esperando. —Abre más la puerta.

Sonrió mientras agacho la cabeza y paso por su lado. Está vez siento que Marco está un poco raro, esa mirada no era tan superficial. Me hago a un lado y sigo mirando el suelo, necesitaba que saliera rápido del apartamento para buscar todo.

—Sientate, estás en tu casa. —dijo caminando hasta la cocina.

Me siento en el sofá y lo miré un poco escéptica. Saca dos vasos con jugo de naranja de la nevera y me entrega uno. Bebo un sorbo y lo miro. Está actuando muy amigable y no me gusta.

—Prácticamente desde que te conocí no nos hemos sentado a hablar. —Toma un trago del jugo—. ¿Tienes novio?

—No, no tengo.

Es verdad porque en este momento no tengo ni idea qué tipo de relación tengo con Maddox. Por eso decido responder con algo de verdad, así es menos probable meterme en aprietos y que me crea fácilmente.

—Mmm, ya veo. Probablemente no has tenido un novio hasta ahora. —Medio sonrió y agacho la cabeza.

Eso es casi verdad, porque con los únicos dos chicos que intente tener algo cuando tenía 16 y 17 años, Margareth no tardó en ir tras ellos y follarselos, literalmente los descubrí en los baños de la casa con ella.

—Eres muy linda, deberías tener un hombre en tu vida que te cuide. —Se acercó frente a mí.

Aprieto la mandíbula pero la relajo, no debo demostrar nada frente a él. Llevo el vaso de jugo a mis labios y miro a otro lado.

Destinos CruzadosWhere stories live. Discover now