Capítulo 21

696 55 13
                                    

"—No entiendo cómo puedes mantener el rojo así—suspiró el rubio mientras con una brocha tintaba un mechón del cabello de Castiel.

—Pues, realmente no es complicado, te lavas el cabello cada dos días y utilizas casi cinco productos para que se quedé así y no se vaya el color.

El rubio se carcajeó—Para nada complicado se escucha.

—No todos nacimos siendo ricitos de oro ¿sabes? —se giró para ver a Nathaniel de frente—Deberías sacar provecho a ese rubio que tienes.

Nathaniel se observó en el espejo— Mi padre me mataría si me lo pinto, además, me queda muy bien el rubio.

—Muy bien— afirmó acercándolo a él tomando de su cintura— No te lo tienes que tinturar al menos que yo te lo haga.

El rubio miró los ojos grises de Castiel que debido a su sonrisa las arruguitas de sus ojos aparecían casi imperceptibles— Esta bien —afirmó— Pero con una condición—espetó levantando únicamente su dedo índice.

—¿Cuál?

—Cuando me gradué de la universidad, ahí.

Castiel soltó una pequeña risita abrazando al más bajo por la cintura— Eso va hacer fácil al menos. Ahora yo tengo una condición— remedó la acción de Nathaniel que había hecho hace un momento. — Yo elijo el color

—¡Oye, pero eso es inj-

—Na, na, na— siseó haciendo ruidos con su lengua. — Y hasta ya tengo pensado el color.

— A ver, ¿Cuál color?

—Verde.

El rubio se carcajeo bajo la mirada divertida de su novio— Estás loco.

—Es una promesa, mi amor.

Y enseguida la carcajada paró, pero se mantuvo una sonrisa acompañada de un ligero rubor en sus mejillas—Sabes que me encanta que me digas mi amor.

—Y a mí me encantas tú.

El delegado se acercó a Castiel apartando sus manos que estaban cubiertas de guantes que ya no eran transparentes, sino rojos—Te lo prometo, mi Castiel— y aquella sonrisa se desvaneció en los labios contrarios."

Las manos de Kim lo apretaban con fuerza, sus dedos estaban entrazados mientras esperaban la orden para entrar.

—Tienes que estar tranquilo Nath, lo harás bien—estaba Dake a su lado, sosteniendo dos mochilas que le pertenecían a él y a Kim.

Era un gran coliseo escogido para la competencia nacional de aficionados. Varios autos estaban estacionados alrededor de este, incluyendo la motocicleta de Dakota.

Como nunca le dio miedo, miedo a fallar.

Había esperado mucho tiempo por esto, soñaba con liberarse de la deuda de su padre y que por fin pudiera estar tranquilo.

Meses de esfuerzo y dedicación, poniendo sus sentimientos en cada puñetazo que daba, sangre, lágrimas y sudor combinados con determinación, pensaba en Ámber, en Dake, en Kim, en Sucrette y sobre todo en Castiel.

En aquel hombre que hizo que conociera el amor y de la misma forma o hasta con más intensidad el dolor, el que le enseñó el significado doloroso de un te amo o el consuelo de un adiós.

Aquel que volvió encontrarse a las pocas cenizas que quedaban Nath, y volviendo amar cada oscura pizca que se negaba a volar lejos de él.

Cerró sus ojos un momento y se transportó a la primera vez que lo conoció; un niño amable que estaba intentando arreglar la muñeca de su hermana que él había roto.

Por siempre「casthaniel」Où les histoires vivent. Découvrez maintenant