Capítulo 16

1K 125 32
                                    

No se dieron muchas explicaciones en aquel momento. Dake se quedó con Sucrette quien le dijo que tenían cosas que hablar.

Iba a tener que platicar de seguramente muchas cosas con su amigo.

Nathaniel llevó a Ámber al hospital donde le trataron su tobillo, que al menos no estaba roto, así que solo debía estar con un yeso por tres semanas hasta que la fuerte torcedura sanara, le dieron una receta de medicinas que debía comprar para seguir con el tratamiento.

Aunque Nathaniel le hasta gritó que se quedará con él, ella se negó y dijo que quería ir a su cuarto en el campus y por fin descansar.

Nathaniel no le pidió explicaciones de nada de lo que había pasado, sabía que no era el momento, debía cuidar de su salud primero.

La dejó en su cuarto advirtiéndole que no saliera mas que fuera necesario hacerlo, y que él ya compraría los medicamentos y los traería una vez que se diera un baño. Ella aceptó, dejando un beso en su mejilla y diciéndole un montón de veces que se cuidara, que lo quería mucho. Él solo dio un bufido divertido y le susurró que estaba siendo patética.

Caminaba por las calles, aún no amanecía del todo. ¿Qué hora era? ¿5 de la mañana, tal vez? Su celular se había descargado, así que no podía confirmarlo.

Yendo a diferentes farmacéuticas encontró una que estaba abierta a esa hora, agradeció al cielo de no tener que caminar más.

Aquellas calles, las recordaba perfectamente bien. Una risita dolida apareció, como un susurro, chocando su aliento con sus labios. Aquella vez cuando Castiel le pidió que fuera su novio, un ridículo 14 de febrero.

"—¿Cómo puede funcionar, Lysandro?—gruñó avergonzado el pelirrojo al ver a su amigo sosteniendo una pancarta con letras cursivas y fosforescentes un gran "Nathaniel ¿Quieres ser mi novio?"

—Funcionará, he visto en muchos videos que todos aceptaban cuando se los proponían de esta manera.

—¡¿Has visto solo los que dan respuestas buenas?!

—¿Dan malas?

—Lysandro, dios mío—el albino solo encogió los hombros sin entender.

La campana de hora de salida sonó en ese momento.

Había comprado chocolates para Nathaniel ese día, pero al final se los tuvo que dar a Lysandro porque no recordaba que a él no le gustaban los dulces.

También compró un ramo precioso de flores pero las tiró a la basura, porque efectivamente Nathaniel era alérgico.

¿El universo lo odiaba acaso?

Lo único que le quedaba era un gato de peluche que lo había hecho él mismo con ayuda de Sucrette y esa chica que no recordaba el nombre ¿Violeta era?

—¿Vas a ayudarme a sostener eso? ¿Seguro?—preguntó Castiel mirando fijamente a su amigo, con un aspecto muy serio.

—¿Por qué no? No tengo nada mejor que hacer.

Miró por un espacio pequeño de la puerta del sótano para salir cuando haya la menor gente posible, alcanzaba a observar a duras penas la sala de delegados, así que cuando esta se abrió le hizo señas a Lysandro para que lo siguiera.

Varios alumnos los miraban divertidos, nunca en su vida se había sentido tan ridículo.

Observaban todos sus movimientos, Castiel quería gritarles que se pudrieran, pero por primera vez se sentía con vergüenza de hacerlo.

Por siempre「casthaniel」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora