Capítulo 15

1.2K 117 19
                                    

Dake se encontraba junto a Ámber llevando aire a sus pulmones, su ojos verdes cerrados, peleándose con él mismo en que si lo debía decirlo o no. Al fin y al cabo, ella era como su hermanito Darel, sin saber absolutamente nada de la mierda que vivía.

Se fue hace dos años dejándolo con su abuela, el niño de cuatro años tomaba su chamarra con sus manitas rogándole que no se apartara de su lado. Mientras el dulce niño lloraba, a él se le partía el alma.

La razón por la que entró era por su situación casi igual a la de Nathaniel; proteger a quien más ama.

Su madre quien era soltera, una vieja adicta a las apuestas. Debido a eso terminó todo el dinero que tenían para la educación universitaria de Dakota, un dinero que él mismo había ahorrado con sus interminables trabajos de medio tiempo en el instituto. Así que, viendo su situación a lo único que Noelia pudo recorrer para seguir alimentando esa adicción era "El clan Dimitry". Uno en el que te prometía la luna y las estrellas, todo el dinero que quisieras, un paraíso sin duda, pero, si no pagabas hasta el último centavo que debieras, un sinfín de sucesos trágicos e infelices sería tu vida desde aquel día, hasta desvanecerla por completo, sin dejar rastro.

Si escapabas del mundo, aquella maldición recaería sobre quienes siguieran en la línea, tenían que aceptarla sin desobedecerlas, o sino, tomarían lo que más amarán, algo por lo que estarían seguros que entregarían absolutamente todo. Así eran, más sucios que el diablo mismo.

Así es como le llegó a él, lo que consideraba su condenación debido a la repentina muerte de su madre por un ataque al corazón, le advirtieron que debía hacer todo lo que ellos pidieran, sería un esclavo más para aquella maldita organización, con la amenaza de quitarle a su hermano Darel, él aceptó enseguida. 

Varios años debía servir para ellos, tenía que ser perfecto en todo lo que le pidieran, por si algún día quería alcanzar un poco de misericordia para que lo dejaran libre.

Era uno más de los cientos de condenados. Algunos por su propia cuenta, otros por ser simples inocentes del destino.

Ámber estaba más tranquila después de haber llorado en los brazos de Dake, su camiseta era una mezcla de lágrimas, saliva, mocos y maquillaje. Rió un poco al ver sus ojos rojos e hinchados, y el cómo intentaba secar los rastros de llanto con su antebrazo, lográndolo inútilmente ya que su maquillaje de ojos se esparcía por todo su lindo y delgado rostro.

Era como una niña pequeña, y pensó que es por eso que Nathaniel había aceptado protegerla sin dudarlo, así como lo hizo él.

Después de dar un fuerte suspiro tomó la mano que poseía en sus uñas una perfecta manicura. Ámber dejó que se la tomara, Dake era como ver a su hermano, tenían la misma mirada; fría y triste.

—Quiero que me escuches atentamente Ámber—la chica empezó a temblar y el pecho a cerrarse, no sabía lo que le depararían las palabras de Dake, pero no importaba lo que ella sintiera en ese momento, escuchar lo que tenía que ver con Nathaniel era lo único que le interesaba—Nathaniel fue ligado a una mierda, un clan de narcotráfico y más cosas horrorosas que no quiero entrar en detalle.

Las lágrimas rodearon sus mejillas enseguida, y sus temblores empezaron a ser más fuertes, pero no dijo nada, no podía hacer nada más que escuchar.

—Tu padre fue el culpable de todo, cariño.

—¿M-mi padre?—pudo preguntar con la voz cortándole en medio de la garganta.

—Sí, hace bastante tiempo tu padre trabajaba en una empresa como la mano derecha del jefe, todos lo respetaban, era un hombre confiable y muy trabajador, todo iba a las mil maravillas. Tal vez eso lo recordarás—ella asintió—Pero hubo un joven recién graduado de la universidad, nadie había conocido a alguien tan hábil, y tan inteligente, era fácil confiar en él y tenía un carisma que muchos envidiarían, incluyendo a tu padre. Fue así, que pasaban los meses y su jefe hizo que reemplazara el puesto de Francis.

Por siempre「casthaniel」Where stories live. Discover now