Capítulo 25

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ADVENTENCIA: ESTE CAPITULO CONTIENE ESCENAS SENSIBLES RECOMIENDO DISCRECIÓN AL LEER.

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Sus ojos se plasmaban en el techo, una mirada perdida mientras las lágrimas recorrían sus mejillas. Encima de la mesa frente a él una botella de alcohol, sus lentes y su celular donde mostraba la llamada reciente de Adrien, su representante, a quien había llamado para terminar su contrato.

¿Había hecho algo mal?

Solo le gustaba Castiel, solo lo había hecho suyo una noche.

Todo era culpa de Castiel, todo por el amor que le tenía a ese tal Nathaniel, le había arruinado la vida.

La rabia, y la ira lo consumían mientras más lo pensaba.

Sus sueños, todos sus anhelos se habían ido en esa noche y su esparcían en aquella cama. Creía que Castiel iba a ser suyo y él iba a ser de él.

Tomó el celular mientras se servía otro vaso de alcohol, llenándolo por completo y tomándolo de un sorbo, la noción de los sentidos se perdieron, la lengua se había dormido y la cabeza le daba vueltas provocándole muchas arcadas.

Abrió la galería del celular y vio las fotografías de aquel día en la que estaba sonriendo junto a todos sus compañeros de Crowstorm, el llanto nuevamente apareció, ahora todo se había acabado ya no le quedaba nada, excepto una cosa: "la venganza".

Castiel no lo había matado físicamente, pero lo terminó, terminó con todo lo que aquel quería, sus sueños, su talento, todo... esfumándose por completo.

Reprodujo en su mente los recuerdos de ese día en aquel acto carnal que habían consumado y de aquel que pensó que era consensuado.

Eran las cuatro de la mañana y ya iba por su quinta botella, hasta que llamó a Tómas un amigo que estudiaba en Anteros.

—Hermano, son las cuatro de la mañana, ¿qué pasó? —contestó al otro lado de la línea recibiendo un sollozo de respuesta. —¿Samuel?

—T-todo, todo se a-aca... ó— las palabras eran torpes y arrastradas, combinadas con un llanto que no saciaba. —Quiero, quiero a-acabar con Castiel...

Un silencio se posó por la línea por varios minutos, sus ojos cerrados y ardiendo por todo lo que había llorado, no podía interpretar lo que ocurría simplemente era la ira que lo estaba segando y tomando valor por los litros de alcohol que se habían apoderado de sus sentidos.

—Sé de alguien—respondió su amigo pelirrojo después de varios minutos, pensando en una respuesta para darle a Samuel. —Aquí por la universidad, hay una banda que opera desde hace varios años, aunque yo solo sabía que se dedicaban a la venta de esas mierdas, sé que hacen ese tipo de trabajo.

Los ojos de Samuel se iluminaron, aunque aun no estaba consiente de sus decisiones una sonrisa se formó en su rostro.

—¿Puedes contactarlos? —preguntó depositando más alcohol en su vaso.

—Puedo...—dijo susurrando con un poco de arrepentimiento en su voz—Lo hago solo porque Iris, mi hermana; estaba enamorada de Castiel en el instituto y él ni siquiera la miró, no sabes como me invadía la rabia al verla llorar todas las noches por ese tipo.

—¿Entonces se podría decir que tenemos un trato? — su voz se notaba más animada desde que había empezado a embriagarse.

—Sí, pero no quiero que mi nombre salga a la luz por esto. ¿Entendido?

—Ok.

Y al colgar la llamada la risa de Samuel sonaba fuerte en las cuatro paredes donde se encerraba su voz.

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⏰ Última actualización: Apr 21 ⏰

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Por siempre「casthaniel」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora