Capítulo 17

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Castiel y Nathaniel estaban en aquel departamento donde almacenaban cientos de recuerdos, cientos de miradas que guardaban miles de palabras no dichas, miles de caricias y besos que decían más que cualquier susurro.

Blanca se acercó a Castiel apenas traspasó la puerta. El pelirrojo la tomó en sus manos pegando su nariz con la de la gatita, también la había extrañado.

—Mira como has crecido—unos maullidos fueron la respuesta de Blanca. Nathaniel a su vez prendió la luz.

—Puedes darte una ducha, parece que has estado mucho tiempo con la misma ropa—le dijo mientras se retiraba su chamarra y la dejaba encima del pequeño sofá.

—Que forma tan sutil para decirme que apesto.

Una ronca risa salió de los labios de Nathaniel—Entonces si quieres que te lo diga. Castiel, date una ducha porque apestas ¿Mejor?

—Mucho mejor—dejó a Blanca en el piso mientras se acercaba a Nathaniel que lo miraba con sus brazos cruzados.

El cuerpo del rubio se removió entero, al sentir el cuerpo de Castiel acercarse más y más junto a él —¿Tendrías una toalla?—le preguntó a pocos centímetros de su rostro.

Nathaniel desvió la mirada con una traicionera sonrisa—Ya te la paso y con algo de ropa, tienes que irte pronto ¿No?

Castiel se alejó mirándolo con sus cejas fruncidas sin entender de lo que hablaba. Nathaniel dio un suspiro sentándose en el sofá y cruzando sus piernas—Hoy empiezan las clases ¿No vas a ir?

—¿Vas tú?—preguntó dirigiéndose al baño.

—No he dormido nada, quiero descansar.

—Yo igual, tuve una noche bastante... agitada.

Sin decirse nada más Castiel entró al baño, deshaciéndose de sus prendas hasta quedar totalmente desnudo

Abrió la ducha y sintió como el agua mojaba todo su estilizado cuerpo, la lluvia artificial borraba el resto de llanto que quedaba en su piel, el olor a sudor y cigarrillo, todo era borrado por el agua ¿No podría borrar sus sentimientos también?

Escuchó como abrían la puerta y Nathaniel le dijo un corto "Aquí dejo la toalla y un pijama" y salió, dejándolo completamente solo.

El vapor estaba en todo el baño, haciendo que sus ojos grises se cerraran, ¿Lo había perdido? ¿Tenía que resignarse a Nathaniel? Pensaba en aquellas preguntas por las palabras que Nath había dicho, pero al probar nuevamente sus labios, mierda, ¿Podría siquiera considerarlo una posibilidad?

Se vistió y el olor dulce de Nathaniel que estaba impregnado en su ropa llegó a su nariz, miles de emociones nuevamente removían su cuerpo, su alma, todo su ser.

Salió con la ropa sucia en sus manos, y encontró a Nathaniel sentado en el sofá con sus ojos cerrados y un leve ronquido saliendo de su boca. ¿Cuánto había demorado en el baño?

Se acercó con cuidado dejando de lado la ropa, y tomando a Nathaniel entre sus brazos para llevarlo para que descansase en su cama. Vaya que si pesaba. Se acercó a la habitación del rubio, perfectamente ordenada como la recordaba, como si no hubieran pasado los años por ahí.

Iba a irse, Nathaniel se lo pido, ¿Huir otra vez? ¿Elegir nuevamente la opción más fácil? Decenas de preguntas sin una respuesta.

Lo miró recostado en su cama, tenía un aspecto de chico rudo ahora, con sus orejas perforadas y su labio con cicatriz, sus largos cabellos bastante rebeldes.

Pero ahí dormido, seguía siendo él, el chico que siempre soñó con ser escritor y prometerle que su primera novela iba a ser su historia de amor. Siempre promesas de tonterías cursis que le encantaba escuchar decir a Nathaniel.

Por siempre「casthaniel」Where stories live. Discover now