02. Pretending

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Una imagen fría y borrosa fue lo primero que comencé a vislumbrar. A mis ojos les costaba trabajo enfocar lo que tenía en frente, hasta que finalmente lo vi. No lo entendía, solo mantenía mi vista en ese frío cristal. Frío, porque el enorme ventanal dejaba ver una imagen gris, mientras gotas corrían juntándose con otras en el, no tan empañado, vidrio.

"Mañana fresca, de llovizna molesta" Pensé mientras mi vista seguía contemplando todo el frío que esa imagen transmitía. Podía sentir a mi cuerpo pidiendo, con pesar, que me cobijara aún más entre las mantas. Me removí un poco entre estas, abrazando la frazada a mis pechos. Mi piel se regocijó con el calor que ahora disfrutaba hasta los hombros. Me dispuse a retomar el sueño.

Mis ojos se abrieron con lentitud nuevamente, encontrándose con el ya contemplado, escenario, solo que esta vez mi mente comenzó a dar señales que algo no estaba del todo bien.

No tengo ropa puesta ¿por qué? Estas no son mis sábanas, ni mi cama ¿por qué? Este definitivamente no es mi departamento ¿por qué?

"Al parecer alguien estaba muy ansiosa"

Dentro de mi cabeza, una voz resonó con esa frase y la imagen de unos labios, dibujando una sonrisa pícara, la acompañó.

Cerré los ojos, cansada de nuevo y pude sentir todo mi cuerpo, tan adormecido y relajado, que por unos momentos creí que había dormido semanas enteras. Me giré sobre la cama, y fue cuando me enteré que estaba completamente sola. Mis pulmones se llenaron de aire y esa fue la señal de que finalmente estaba lista para despertarme por completo.

Me enderecé un poco apoyando uno de mis codos y con mi mano acomodé mis cabellos por detrás.

"Y dime ¿cómo pasaste los últimos días?"

Nuevamente esa voz pícara, solo que esta vez la sensación de ser jalada de los cabellos mientras dos penetrantes ojos marrones se clavaban en los míos.

– Ok, suficiente – susurré recriminándome. No quería pensar en lo que hice anoche, menos aún, con quién lo hice. Solo...ya está, ya pasó. Ahora lo que siento es frío, quiero mi ropa de vuelta.

Me siento en la cama y las sábanas caen dejando al descubierto mis pechos, estos reciben el frío de la habitación. Se me eriza toda la piel, suplicando a que vuelva a la protección que las mantas me ofrecían.

Le doy un leve vistazo al cuarto mientras, aún sentada, tomo las frazadas nuevamente y me cubro con ellas como puedo.

Es la misma habitación de anoche ¡vaya razonamiento! Solo que todo se ve más gris, producto de la luz que sale del ventanal. Amo ese tipo de mañanas, son especiales para dormir. Grises, nubladas, lluviosas, frescas...algunos las encontrarían hasta inspiradoras. Sigo inspeccionando hasta que me doy con la mayor sorpresa de todas.

No estoy sola.

Sentada en el suelo, en una esquina de la habitación, justo a la par del gran ventanal, pero sin tocar este, puedo ver a la estrellita mimada del pop apoyando su espalda en la pared. Sus piernas desnudas hacia adelante, sus brazos caídos a cada lado de su cuerpo, completamente relajados. El mismo suéter lila holgado, que sigue dejando ver sus hombros, acompaña a su dueña, quien parece dormida con la cabeza un poco ladeada hacia un costado.

¿Qué demonios hace allí? ¿Por qué no está en la cama? ¿Por qué está sentada en el suelo de su propio apartamento?

Varias preguntas se agolpan en mi cabeza, pero al final es solo una que permanece.

¿Acaso yo no dejé que se acostara a la par mía luego de todo lo que hicimos?

Sí, lo sé, dije que no quería pensar en lo que sucedió anoche, pero el misterio que se me presentaba ahora era más llamativo. En un principio me cuesta recordarlo, y algunas imágenes algo molestas llegan a mi mente...bueno, molestas no es el término correcto...¿vergonzosas quizás? ¿comprometedoras? ¿íntimas? Pues, la verdad es que me importa poco...así que diremos que son molestas y ya.

𝐋𝐄𝐓 𝐌𝐄 𝐆𝐎 ─── satzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora