08. Pound The Alarm

982 116 29
                                    

¿Qué es lo mejor de Gyeonggi?

Las personas.

No, no, enserio. Lo estoy diciendo yo... y sí, estos coreanos suelen ser idiotas, engreídos y no saben de buenos chistes. Serían iguales a los de Seúl de no ser por lo último.

Pero enserio, siempre he creído que lo mejor de cada lugar son las personas ¿saben por qué?

Por la variedad.

Cada uno, cada específico individuo es único. Todos estamos corrompidos, por así decirlo, del medio que nos rodea y cada uno lo toma de forma diferentes porque lo ven desde una singular perspectiva, aprendemos distintos y vomitamos lo que interpretamos.

Así que sí. No hay como Gyeonggi...y sus peculiares antros con karaoke...llenos de "variedad".

– ... Soy doctor – mi vista se posa en el sujeto que me invitó el trago, el cual no estoy muy convencida de conocer, y con eso me impresionó, suelo tener un amplio conocimiento sobre bebidas, y esta no me la conozco. Parece una combinación entre Fizz Cereza y Whisky. Agradable.

Es un hombre de unos 35 años, creo. Me dijo su nombre, no lo recuerdo ahora. No está mal, es algo guapo.

– Pediatra – agrega y me lo puedo imaginar dándole un dulce a un pequeño que se acaba de sacar sangre.

– Aww – exclamo con ternura y es definitivo, creo que tomé demasiado.

Estúpidos chicos con sus estúpidas ideas de como conquistar a una estúpida chica que está en un estúpido bar/karaoke/antro en una estúpida barra con un estúpido barman, que sabe, porque sabe que este es el cuarto chico que se me acerca y me invita un trago... y aún así me lo sirve.

¿Por qué estoy tomando de todas formas?

¿Donde está Tae? Oh sí... vi a una tenista china también en el lugar... maldito cazador idiota.

– ¿Te gustan los niños? Adoro a los niños, aunque ellos me temen mucho, no los culpo. Yo solo quiero que se mejoren ¿sabes?

– Por dios – susurro mirando al barman, este me sonríe y yo le entrecierro los ojos. Maldito, seguro se está divirtiendo mucho.

– Oye, pareces un buen tipo, pero no creo que a mi novio le agrades. Es ese tipo musculoso de la puerta. Sí, el guardia ese con gafas oscuras y que parece que usa anabólicos, pero no... te puedo asegurar que cada una de esa fibra es 100% genuina – le digo y creo que a pesar de la música a todo volumen me escuchó bien, su cara no refleja tanta ternura ahora.

– Claro, yo... solo te invitaba un trago, ya sabes, como amigos, algo amigable je je – ahora parece nervioso – Eres una chica muy linda y bueno... a las chicas lindas se les regalan cosas.

– ¡Cierto! Le diré de tu regalo a mi novio y...

– No hace falta, yo... ya me iba, trabajo en la guardia ¿sabes? Bueno, un gusto...

– Un gusto, doctor – le digo sonriendo y levantando la copa con ese peculiar trago. Él apenas me sonríe y ya se está perdiendo.

Solo tengo unos cuantos minutos viendo ya el fondo vacío de lo que fue mi trago cuando en frente se pone una nueva copa, esta vez un coctel de un rosa pastel con una rodaja de lima en el borde.

Levanto mi vista y puedo ver al barman sonriéndome, enarco una ceja, esperando.

– El truco de usar a Suho como escapatoria, lindo – me dice.

– ¿Suho?

– Así se llama el de seguridad.

– Oh.

𝐋𝐄𝐓 𝐌𝐄 𝐆𝐎 ─── satzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora