Veinticuatro

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Buenas flores!!!!! Os traigo

Resoplé en el momento que me vi sentada en aquel asiento de primera clase rumbo a Londres

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Resoplé en el momento que me vi sentada en aquel asiento de primera clase rumbo a Londres. ¿Cuántos años hacía que no visitaba la ciudad? Había perdido la cuenta y eso quería decir que eran muchísimos. Casi no podía creer que me hubiera dado tiempo a encontrar un traje decente de los años cincuenta para mi jefe y que el sastre me dijera que lo tendría a punto para el jueves. Contraté al personal... aunque eso debía agradecérselo en parte al chef, que me recomendó a un equipo con el que solía trabajar para ese tipo de ocasiones y por suerte estaban libres el viernes. El menú que ofreció Durand pareció agradar al estirado de Le Noir así que no hubo que hacer grandes cambios, solo ajustar un par de cosas y para mi asombro me había quedado algo de tiempo libre para comenzar con la larga lista de cosas pendientes que el tío quería hacer en su casa de Londres.

Una suerte que el ama de llaves que tenía en esa casa fuera un encanto, seguro que le duraba porque apenas visitaba la casa.

Desde que habíamos salido de casa apenas había cruzado una palabra conmigo, parecía enfrascado en su teléfono como si apartar la vista del terminal le hiciera perder un millón de euros por segundo, pero me daba igual... yo disfrutaba de la experiencia aunque tuviera a un bulto con ojos al lado como compañía.

Mientras miraba por la ventanilla escuché como una azafata le indicaba que decía apagar el teléfono porque íbamos a despegar, no pareció contradecirla, así que supuse que la obedecería pero seguí con la vista fija en la ventanilla mientras despegábamos.

Por un momento me giré y vi que estaba echado hacia atrás, con los ojos y puños cerrados como si estuviera concentrado.

—¿Le da miedo volar? —pregunté sin pensar realmente en mi pregunta.

—Si me diera miedo tal cosa, ¿Montaría en avión? Simplemente me desagrada la sensación del despegue, eso es todo —argumentó abriendo los ojos y noté como su cuerpo se relajaba en cuanto entramos en la fase crucero y el avió había dejado de subir altura.

—¿Y viaja con frecuencia? —pregunté y después me di cuenta de que le estaba haciendo preguntas personales—. Lo digo por saber si tendré que acompañarle a menudo...

—Depende de lo que se considere frecuencia, pero suelo visitar Reino Unido y Francia casi todos los meses y en ocasiones más de una vez. No suelo quedarme demasiado tiempo a menos que sea implícitamente necesario.

¿Y le compensaba tener casa en ambos sitios? Sería más cómodo hospedarse en un hotel donde todas las necesidades estaban cubierta en lugar de tener mansiones que mantener con personal incluido. Tal vez en Francia era normal, puesto que era su país de origen, pero en Londres no veía la necesidad... aunque ¿Quién era yo para decir tal cosa si ni siquiera tenía casa propia? Lo más cerca de tener una casa que había estado era el pequeño apartamento de alquiler y ni siquiera podía pagarlo...

No sabía que responder que no implicase una demanda personal, así que decidí guardar silencio y esperar que fuera él quien eligiera un tema de conversación, pero en lugar de eso, vi como se ponía unos auriculares y cerraba los ojos dando a entender que no deseaba ser molestado.

PaRaDigMa. El Arte de Seducir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora