07: Ohm

1K 218 125
                                    


Sentados en el patio, Nanon parte su sándwich y estira el brazo para dármelo, como siempre.

—No es necesario hoy, Non, tú mamá me mandó uno también.

—No es igual —responde frunciendo el ceño— come mi mitad.

Acepto rápido y suspiro partiendo la mitad del mío.

—Entonces tienes que comer del mío.

—Es lo mismo, Ohm, no seas tonto.

—Claro que no es lo mismo, tú lo dijiste.

—No funciona así.

—Está bien —indico dándome por vencido y llevo el pan a mi boca— no es lo mismo.

Él sonríe.

Siempre le gusta ganar, y a mí me gusta que sea feliz cuando gana, así que ambos somos ganadores.

Una de sus manos está en sus piernas, y yo deslizo la mía hasta él, para ponerla sobre sus dedos.

—Ohm.

—¿Sí?

—¿Por qué te gusta agarrar mi mano?

—Porque es bonita.

Él parece satisfecho con la respuesta y yo también, pero la verdad es que aun no entiendo bien porque me pongo tan feliz, cuando tomo su mano.

—¿Qué es ese sonido? —pregunta tomando un poco de su jugo, al terminar de comer.

—Son los columpios.

—Oh.

—¿Quieres ir conmigo a usarlos?

—No, Ohm, están los otros niños —responde con las manos inquietas.

—Casi no hay nadie, y de todos modos no importa, los columpios son para todos.

Jalo de su mano y tarda poco en dejar que lo lleve.

Siempre es así, su resistencia nunca dura más de algunos segundos.

—Siéntate acá —pido acercándolo y él niega con la cabeza.

—Esto se mueve.

—¿Confías en mí, Non?

—Sí.

—Entonces siéntate acá —repito agarrando las cadenas para darle seguridad y lo hace— ahora debes sostenerte con las manos de estos.

—¿Voy a caer?

—Yo no voy a dejar que caigas.

—Está bien —dice con resignación y lo empujo un poco despegando más sus pies del piso— Ohm, no.

—Estoy acá —digo cerca de su espalda, solo debes sostenerte, te va a gustar.

Pasa un poco más de tiempo reclamando, hasta que empieza a relajarse y creo que es hora de dejar que lo haga solo.

—Tienes que balancearte, yo me sentaré en el que está a tu lado.

—No puedo hacerlo solo, Ohm.

—Puedes hacerlo.

—No, yo no soy valiente, tú sí.

Mi respiración vuelve a entrecortarse cuando me acerco a él por segunda vez y choco nuestras bocas nuevamente.

—Eres valiente, Non.

Él desvía su mirada aún con los labios entreabiertos, y asiente lentamente.

Creo que besar a Nanon se siente como ver un arcoíris.

Mírame | OhmnanonWhere stories live. Discover now