16. Ya no estaba con nosotros

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Cristal

Suspiré profundamente mientras escuchaba a Kenneth y a Eric discutir acerca de unos asuntos de la escuela. Alejandro, su padre, se había ausentado por un par de días y no encontró nada mejor que dejar a Eric a cargo. Por supuesto que Kenneth lo ayudaría dentro de lo posible, ya que como brujo de la alianza tiene responsabilidades.

Nos encontrábamos en el salón de reuniones de la escuela Walker, ya que allí nadie podía escuchar nada. Era importante que los alumnos no supieran acerca del portal que habían abierto las chicas porque si no, todos entrarían en pánico. Lo primordial era mantener a los alumnos a salvo.

—A este punto todos los padres de los alumnos deben saber —dijo Kenneth—. ¿Por qué crees que algunos han venido a buscar a sus hijos para llevarlos de vacaciones?

—Los directores ya saben, todo el mundo sabe —dije fastidiada—. Lo único que no saben es que Camille y una extraña de otro mundo lo hicieron. Es un total secreto y no podemos decirle a nadie.

—Esto es terrible —mencionó Kenneth—. ¿Cuándo llega papá?

—En dos días —respondió Eric—. Ya estoy harto de estar a cargo, ¿saben?

—Tómalo como práctica porque de seguro tú te quedarás con la escuela algún día —dijo Kenneth para molestar a su hermano.

—Ya, cállate, Kennie —dijo Eric.

—Odio que me llames así, Dereck —espetó Kenneth.

—Y yo que me llames así.

—Basta los dos, por favor —dije fingiendo una sonrisa—. Es momento de pensar en cosas más importantes. Hasta el momento nada malo ha pasado respecto al portal, pero debemos estar preparados.

—Lo mejor es que los alumnos no estén aquí, dales un receso —aconsejó Kenneth—-. Papá entenderá

—Tu hermano tiene razón, Eric. Si algo malo ocurre, ni tú ni los profesores podrán protegerlos a todos. Es mejor prevenir.

—Está bien —dijo—, pero si papá me regaña, los culparé a ustedes.

El castaño se fue algo enojado del salón, mientras que Kenneth y yo nos miramos cómplices. Me encogí de hombros, ya que él conocía mejor a su mellizo que yo y de seguro sabría cómo convencerlo para que no estuviera enojado.

—¿Visitaste a Camille? —me preguntó.

—Se fue a Atalana. Se quedó con Davina anoche, lo cual me parece extraño.

—¿Por qué?

—Porque Camille no suele arrancar de las situaciones. Hace hasta lo imposible para enfrentarlas. No es de aquellas personas que no se preocupan y no hacen nada.

—¿No crees que tu amiga ya está muy cansada? —Se acercó a mí y me tomó de la mano.

—Lo sé. Sé que ya ha tenido suficiente, pero sigue siendo extraño para mí que se haya ido aunque sea por una noche.

—Tal vez ha decidido no batallar más. Deberías saber, Cristal, lo que significa tener poderes extraños.

—Desearía ayudarla, pero no sé cómo. Nadie sabe cómo, ni siquiera Blas.

—Un abrazo para hacerle saber que estás con ella no está demás.

—Iré a verla cuando volvamos a casa —dije.

Sonrió suavemente y me besó  en los labios con delicadeza como siempre hace. Kenneth, a pesar de tener un aura tan seria y dura, es delicado y me trata con suavidad, especialmente cuando estamos solos. De alguna forma, estaba agradecida de que fuera así porque me hacía sentir bien.

—Algo está pasando —dijo frunciendo el ceño.

—¿A qué te refieres?

No respondió en absoluto, sino que salió casi corriendo del salón. Lo seguí de inmediato porque no entendía qué estaba pasando. Nos encontramos con Eric nuevamente, quien venía saliendo de la oficina de su padre. Se veía tan confundido como nosotros, pero en cuanto vio a su hermano, se acercó a él y lo sujetó de los hombros.

—¿Lo sientes también? —preguntó el castaño.

—El árbol —dijo Kenneth.

De pronto, los alumnos comenzaron a llegar y rodearon a los mellizos, mientras hacían preguntas. Había mucho ruido, todos gritaban. Algunos, los más pequeños, lloraban y yo no sabía qué hacer en absoluto. No entendía lo que estaba pasando ni por qué todos se estaban comportando de esa manera, así que me fui de allí. Salí a la entrada de la escuela y respiré profundamente.

Kenneth salió unos minutos después y me miró desconcertado. Se apoyó contra uno de los pilares de la entrada y negó con la cabeza, lo cual me puso nerviosa.

—¿Qué pasó? —pregunté—. ¿Por qué están todos actuando así?

—Tú sientes la presencia de los demonios, ¿no?

—Sí, pero ¿qué tiene que ver eso?

—Que ustedes, los nefilim, sienten cosas relacionadas a los de su clase y mundo. Nosotros claramente podemos sentir cosas relacionadas a la naturaleza.

—¿Qué pasa entonces?

—Algo pasa con el árbol de la comunidad y puedo sentirlo aquí —dijo apuntando su pecho.

—¿Duele?

—No, pero me siento nervioso.

—Debe ser el portal —dije—. Debemos ir a averiguar.

—No podemos ir solos.

—¿Por qué?

—Pueden pensar que fuimos nosotros.

—Ya todos saben que ahí hay un portal. Nadie va a pensar que nosotros hicimos algo.

—Tienes razón. Será mejor que vayamos.

—¿Qué hay de Eric? —pregunté.

—Eric se encargará del caos que hay en la escuela.

* * *

Caminamos por un largo rato hasta que ya estuvimos cerca de donde se encontraba el árbol. Era algo difícil de encontrar, pero logramos hallarlo, ya que lo habíamos visitado varias veces. Había muchas personas allí, criaturas supongo, todas mirando devastadas el árbol que yacía hecho cenizas. Lo único que quedaba de él era parte de su tronco.

Kenneth y yo nos miramos inmediatamente, ya que este fue nuestro plan inicial, pero quedamos en no llevarlo a cabo porque era peligroso. No sabíamos con certeza si algún elemental había visto el peligro que significaba el portal y había decidido hacer lo que nosotros no, pero claramente era algo que nos tomaba a todos por sorpresa.

—¿Alguien vio quién lo hizo? —preguntó Kenneth a unas señoras que habían allí.

—No, cuando llegamos el árbol estaba en llamas y por más que intentamos apagarlo con nuestros poderes fue imposible —respondió una de ellas—. El fuego era algo realmente poderoso.

—Solo un elemental pudo hacer esto —dijo Kenneth mirándome a mí esta vez.

—¿Cómo vamos a averiguar quién? —pregunté.

—No sé, pero fue de gran ayuda —susurró—. Habrá consecuencias, por supuesto, pero era lo mejor que podía pasar. No portal, no peligros.

—Tal vez Blas pueda ver quién lo hizo —mencioné—. Es una posibilidad.

—Nadie de la comunidad dejará que se acerquen los nefilim aquí. De seguro se pondrán a vigilar —dijo él—. Es mejor que esperemos. Los puedo mantener informados.

—Por favor —dije.



***

<3.

LOS CAÍDOS #7 - DescendienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora