Tal como le conté a Declan lo que había ocurrido con los chicos respecto a Lucifer, también le comenté a Cristal, lo cual la confundió más de lo que imaginé. La verdad no sabía si estaba confundida o atando cabos sueltos con lo que le había pasado a ella también. De todos modos, no había ninguna manera posible de que ella también tuviera algún tipo de conexión rara con Lucifer.
—Te aseguro que en cuanto a tu línea paterna refiere, ese caído no se relaciona en nada con nosotros. Ahora, respecto a tu madre, no lo sé —comentó Declan cuando finalicé la historia y se dio cuenta de que Cristal estaba con el ceño fruncido.
—Yo no creo que Lucifer me haya hecho lo que me hizo porque tengamos algún tipo de vínculo. Creo que lo hizo netamente para advertirte, Cam —explicó mirándome.
—Pero, ¿qué pasó? ¿recuerdas con exactitud lo que sucedió? —pregunté.
—Es todo muy confuso. En un momento estaba en el centro de la ciudad y al otro ya me encontraba enfrente a las academias. Solo recuerdo cómo las criaturas de la comunidad me golpearon, me lanzaron...
—¿Te lanzaron...? —preguntó Declan—. ¿Te lanzaron qué? ¿Qué te lanzaron Cristal?
—Iba a decir que me lanzaron hechizos, pero no. Ahora que recuerdo un poco mejor, después de golpearme, me dejaron en el centro de un circulo de brujas y brujos. Recuerdo que habían antorchas por todos lados y que estábamos en el bosque. Todos ellos usaban unas túnicas muy extrañas de color rojo. No me lanzaron un hechizo, si no que hicieron un hechizo conmigo. Sé muy bien cómo suena el lenguaje de las brujas por Kenneth y lo que ellos estaban diciendo sonaba como una lengua totalmente diferente y ancestral.
—Quizás Lucifer tiene cultos aquí en la tierra y no lo sabíamos —comenté.
—Es lo más probable —comentó Declan—. De una forma u otra necesita que su alma esté presente en la tierra.
—Luego de eso —dijo Cristal continuando su historia—, vi su cara. No me malinterpreten. Era un hombre muy apuesto, pero su mirada estaba cargada de odio.
—Esa es su fachada de ángel, por tanto, es hermoso —explicó el ángel—. Sin embargo, se dice que sus poderes también lo convirtieron en el peor de los monstruos tal como un demonio.
—Él me dijo tu nombre, Camille. No sé si a través del hechizo o qué, pero lo hizo. —Cristal suspiró profundamente y luego miró a su padre—. Estoy segura de que muy pronto vendrá. Necesitamos proteger a todos. Debemos decirles a los directores. No es algo que podamos ocultar.
—¿Podemos esperar al menos hasta que Will vuelva? —pregunté—. Sé que es tu deber como directora mantener al tanto a los otros directores de cualquier peligro que aseche a la humanidad, pero necesitamos saber qué pasa con Will primero. Por favor, Tal, te lo suplico.
—Está bien —dijo ella y sonrió ligeramente—, pero no podemos esperar por mucho tiempo. Sabes lo que sucederá.
—Te prometo que si para mañana no hay señales de Will, te acompañaré yo misma a advertirles a los directores.
—Ya no se trata de combatir a Lucifer y a los suyos, Cam. Se trata de sobrevivir a toda costa.
Escuchar aquellas palabras fue como si me enterraran diez mil cuchillos directo en el corazón. Era verdad. Se trataba de sobrevivir a toda costa porque Lucifer era una de las criaturas más poderosas que había visto la humanidad y no podía morir. Nos acecharía por toda la eternidad. Al menos me sentía un poco más tranquila porque Emily sabría qué hacer o podría aconsejarme sobre cómo atrapar al desgraciado en su propio reino.
* * *
No pude dormir en toda la noche por pensar en todo lo que había sucedido y también por la preocupación que sentía por Will. Ni él ni Daniel habían dado señales de vida, lo cual era terrible. Muy terrible. Quizás Miguel los había encerrado allá arriba y no los dejaría bajar jamás. Por otro lado, Kenneth me había llamado para que lo fuera a ver a la oficina de Cristal, quien ya estaba de vuelta en sus labores como directora.
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LOS CAÍDOS #7 - Descendiente
FantasyLa vida de Camille está en peligro después de que los arcángeles le comunicaran que el primer caído, el rey del infierno, iría por ella para acabar de una vez por todas con la maldición que lo retenía de vivir su vida en la tierra.