Adam
Habíamos estado más de diez minutos en total silencio frente a frente sentados en la orilla de mi cama. Will estaba cabizbajo, pero me miraba de vez en cuando para ver cómo reaccionaría. Por otro lado, yo me quedé sin palabras ante lo que me había contado. Lucifer no podía matarme por el juramento, pero sí podía jugar conmigo por estar marcado por él. Era una tortura, un juego cruel del que no quería ser parte, principalmente porque Francis podía verse involucrado.
—No puedo reprocharte porque lo hiciste para protegerme —dije después de un largo rato—, pero la vida de Francis está en peligro también, Will. No puedo permitir que nada le pase, ¿entiendes? Para mí, primero está él y luego todos los demás, incluso yo mismo.
—¿Qué sugieres que hagamos entonces? ¿Ir por ese demonio? —preguntó Will de forma irónica—. Es imposible. Los únicos que realmente pueden enfrentarse a él son los arcángeles y no lo van a hacer, mucho menos si se enteran de lo que Dean, Daniel y yo hicimos.
—Lucifer es un maldito demonio y nosotros los nefilim podemos combatir demonios. Si eso tengo que hacer para mantener a salvo a mi hijo, lo haré.
—No puedes, Adam, no puedes.
—No me interesa —dije poniéndome de pie—. Es más, si muero, no podrá amenazarme con Francis y estará a salvo. A ti tampoco podrá chantajearte conmigo y todo estará mejor.
—No, no y no —dijo también poniéndose de pie—. Lo único que ese desgraciado quiere es deshacerse de Camille y de todos los demás. Yo soy solo un capricho para él porque sus hermanos lo traicionaron, según él. Solo está jugando con nosotros, Adam, entiéndelo.
—Entonces, la única que puede enfrentarlo es Camille, ¿eso estás diciendo?
—No. Nadie sabe qué capacidades tiene Camille y no podemos fiarnos de que sus poderes sean los necesarios.
—¿Por qué no le pedimos ayuda a los directores y ya?
—¡Porque nadie puede hacer nada! —exclamó enojado—. ¡Deja de ser tan testarudo y por una vez haz lo que te digo!
Las mejillas se le pusieron un poco rojas y se le marcó una vena en la frente producto del enojo. Su pecho subía y bajaba con rapidez y tenía los puños blancos de tanto que los apretaba. Su mirada estaba fija en mí, reflejando que estaba realmente enojado conmigo.
—Está bien —dije con voz tranquila—, pero cálmate.
—Estoy calmado —dijo y negó con la cabeza—. No te atrevas a poner un pie fuera de esta academia.
Sin decir nada más, salió de mi habitación y cerró la puerta con tanta fuerza que di un salto del susto. Nunca pensé que iba a ver a Will tan enojado, pero al parecer la situación lo había superado por completo. Me quedé mirando la puerta por unos segundos, esperando a que Will se fuera lo más lejos posible y me dispuse a salir de mi habitación en busca de Emily. Fui a la biblioteca, puesto que suele pasar tiempo allí dibujando en total silencio.
—Sabía que estabas aquí —dije acercándome a la mesa donde se encontraba la chica.
Ella alzó una ceja interrogativa y se cruzó de brazos.
—¿Qué pasa?
—Ya sé porque supuestamente soy el único a quien Lucifer no mataría —dije rápidamente—. Se trata de un juramento que hizo Will cuando era bebé. El punto es que no puede matarme porque eso dañaría a Will y también a él como su creador. Si realmente no puede matarme, entonces soy el único que puede acercarse a él para dañarlo, Emily.
—¿Quieres ir por él y que te ayude?
—Eres la única que conozco que ha logrado encadenar parte de su alma al infierno. Tú eres clave.
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LOS CAÍDOS #7 - Descendiente
FantasyLa vida de Camille está en peligro después de que los arcángeles le comunicaran que el primer caído, el rey del infierno, iría por ella para acabar de una vez por todas con la maldición que lo retenía de vivir su vida en la tierra.