Capítulo 10: PRESENTIMIENTOS

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En poco tiempo el mal rato que sufrió Anyel fue olvidado. las amenazas de Elián dieron resultado, Sophie se enteró finalmente, quien había hablado sobre sus planes, sin embargo, en lugar de odiar a Rubén por entrometerse, se avergonzó, no lograba hablar con él y señalar sus razones, él solo se alejó de ella y con justa razón.

Otra persona que notó la extraña actitud de Elián era Ivette. Otro fin de semana sin su compañía. Las escusas de Elián siempre eran referentes al taller de natación, no obstante, algo le decía que no debía confiarse demasiado. Ese sábado llamó a Sophie con seguridad estaba en casa, una empleada del servicio, le avisó de la llamada, respiró profundamente, para tomar valor y de manera temblorosa tomó el teléfono.

—¿Buenas tardes?

—Hola querida... habla Ivette.

—¡Hola!...tanto tiempo —indicó Sophie mordiéndose las uñas.

—¿Como están tus padres?

—¡Bien!... como siempre —Las palabras de Elián podían sonar crueles, pero, eran ciertas, para Sophie decir «Como siempre» significaba el padre cayéndose de borracho en el estudio y su madre de compras, obviamente que a esas compras la llevaba el chófer.

—¿Y tú relación con Elián? —Sophie no podía mentir, si no tarde o temprano la ira de Ivette caería sobre ella.

—Tu hijo y yo, no estamos juntos... hace dos meses —La cara de Ivette se contorsionó, la noticia fue como un balde de agua fría.

—¿Está con alguien más?

—Eso debes preguntárselo a él —dijo firmemente. Ivette colgó la llamada abruptamente, sin siquiera despedirse.

Esther y Thomas se volvieron leales cómplices en la relación de Elián y Anyel. Los cuatro se volvieron inseparables. Ya habían pasado dos meses desde el inicio de su relación.

Los días pasaron con rapidez y sus salidas se hicieron recurrentes, Elián comenzó a pagarle a un guardia para que dejara salir a las chicas, ya que, para Esther y Anyel era imposible su salida sin un tutor. La madre de Esther tenía que viajar para visitarla y a Rebecca, su edad no le permitía viajar, debido a sus dolores, así que esperaría a las vacaciones de invierno para poder verla.

Las salidas los fines de semana se hicieron costumbre y pronto sería el cumpleaños de Elián. Hace tiempo que no sentía tanta emoción por una fecha, Anyel hacia que todo valiera la pena. Ese fin de semana sería muy especial. Thomas y Elián el viernes se fueron a sus respectivos hogares y el sábado madrugaron para ir por ellas.

Román el guardia de siempre las dejó salir por la puerta principal, afuera las esperaba un auto bastante elegante. Bajaron la ventana trasera y estaba Elián galante como siempre, el chofer se bajó y abrió las puertas para que ambas subieran.

—¿A dónde vamos señor? —preguntó Esteban.

—¡A las tiendas de la familia!

Cuando llegaron quedaron impresionadas, su apellido adornaba todo el letrero. Las empleadas de la tienda abrieron las puertas, y se inclinaron ante él, algo verdaderamente fuera de serie.

—¿Qué hacemos aquí? —preguntó Esther confundida, tampoco veía a Thomas por ningún lado. Elián fue al mostrador y pidió chaquetas y ropa abrigadora para ir a un lugar muy frío, ambas no entendían lo que sucedía.

—Todo lo que lleva esta chica, lo pagaré yo —indicó Elián señalando a Anyel.

—¡Sí señor! —respondió la vendedora.

—Y todo lo que lleva esta chica, lo pagará Thomas — indicó Elián, esta vez señalando a Esther, lo que hizo que nuevamente se enrojeciera.

El chofer llevó las bolsas a la maleta del auto, siguieron su caminó sin contratiempos. A unos cuarenta minutos llegaron a un aeródromo, Thomas estaba ahí junto a una avioneta.

Vuelvo a verte otra vez...Where stories live. Discover now