Capítulo 14: SIEMPRE HAY UNA LUZ AL FINAL DEL CAMINO

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Las clases en san Almudena Holstin comenzaron nuevamente, Thomas les informó de inmediato a las muchachas que la asistente de Damián se encontraba fuera de chile.

—¿Dónde fue? —preguntó Anyel con preocupación.

—Se fue a Estados Unidos —respondió Thomas, añadiendo:— Pero volverá, a finales de agosto estará de vuelta. Según el nuevo propietario del inmueble, la chica, la tal Ana, tiene que sacar las ultimas cosas que dejó en el despacho, algunas pertenencias personales, bueno... es lo que averigüe.

—¡Amor tienes que estar al pendiente! —indicó Esther afligida.

—¡Cuenta con ello! —dijo Thomas, dándole tranquilidad a ambas. fue en ese momento que Esther se quedó en blanco, cuando vio a una persona que acompañaba a la Directora Mildred. Ambos notaron el nerviosismo de Esther y lo pálido de su semblante.

—¿Estás bien? —preguntó Anyel notando el temblor de sus manos. Thomas se volvió en dirección a lo que observaba Esther.

—Él es William Holrrouss el Alcalde del pueblo— afirmó Thomas

—¿Por qué se llama como el pueblo?— preguntó Anyel con curiosidad.

—Es descendiente del fundador del pueblo, y como veras aquí en este pueblo, la gente no escoge alcalde por voto popular. Los Holrrouss han gobernado este pueblo por generaciones y ese hombre es el nuevo Alcalde, cuando llegue la hora, pasará el cargo a su hijo mayor.

—¡Qué extraño!, en el pueblo de Vieleta rara vez reeligen al mismo Alcalde — comentó, viendo como Mildred apuntaba a Esther, William le sonrió y Esther salió huyendo. Anyel y Thomas corrieron tras de ella, no podían comprender su extraño comportamiento, Anyel la detuvo bruscamente, Esther tenía la respiración entre cortada y temblaba de pies a cabeza.

—¿Qué te ocurre? —pregunto Anyel, Thomas no comprendía y se estaba preocupando verdaderamente.

—¡Él es mi padre! —confesó Esther con temor.

—¿William Holrrouss es tu padre? — volvió a preguntar Thomas sorprendido, no podía creer lo que acababa de revelar.

—¡No puede ser!, ¿porqué no me lo dijiste? —preguntó Anyel viendo como Esther comenzaba a llorar —. Lo que no comprendo, es que tú me dijiste que él no quería saber de ti, pero... vi felicidad en los ojos de aquel hombre cuando te vio...

—¡También me percaté de ello! —intervino Thomas.

—En las vacaciones, ese hombre llegó a mi casa, según él, jamás se enteró de mi existencia, todo a causa de su madre —explicó dejando a ambos completamente perplejos.

—¿Pero porqué no me lo contaste? — volvió pregunto Anyel —. Estuviste guardando tanto sufrimiento sola.

—Amiga con el asunto de Elián, no quise martirizarte más con mis problemas —indicó con desdicha.

—Eres mi mejor amiga y te quiero, no te imaginas cuanto — expresó Anyel secándole sus lágrimas —. Debes confiar en mí, siempre estaré ahí para escucharte y te apoyaré cual sea la situación o mi estado de ánimo, como tu amiga te digo que no huyas, tienes a tu madre y ahora tienes un padre que quiere enmendarse por que su madre le ocultó lo más importante de su vida, daría tanto porque mis padres estuvieran conmigo y tú los tienes.... por favor Esther aunque sea piénsalo.

—¡Lo haré! —exclamó Esther abrazándola, Thomas se unió a ese abrazo, sentía tanto orgullo de tenerlas, eran mujeres increíbles, valientes y bondadosas.

Más tarde Thomas se encontraba en la caseta del vigilante, Michael el guardia había ido a cenar, permitiéndole utilizar el teléfono en su ausencia, para comunicarse con Elián. Anyel apareció viéndolo bastante concentrado.

Vuelvo a verte otra vez...Where stories live. Discover now