Parte 2

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Marinette aun no procesaba lo que había oído. Intento soltarse pero el rubio la tomo por la cintura y empezó a darle vueltas en el aire.

— ¡Eres tan bonita!. — Exclamo, al borde de la alegría. —Tan chiquita y eres toda mía. No puedo creer que te encontré.

Marinette apenas podía entender lo que oía. Sus manos estaban intentando que el rubio la soltara, mientras Bridgette miraba la escena entretenida.

En el comedor se empezaron a escuchar susurros y abucheos por partes de los estudiantes. Marinette no entendía nada.

El rubio la cargaba entre sus brazos como si fuera una pequeña pluma. La atrajo hacia el y empezó a olfatear su cabello.

— ¡Ya suelta me!. — El peli-rubio ya la había hartado. Con sus puños empezó a golpearlo en su pecho. — ¡Estas loco!.

Su olor a fresas era adictivo. No quería soltarla, ella era de el y ahora que por fin la había encontrado, no se separarían ¡Jamas!.

La diosa Luna lo había bendecido con su Mate, y el no podría estar mas feliz por eso. 

— ¡Bridgette, ayuda me!. —Suplico Marinette.

— Oye.... —La chica que se parecía a su luna, toco su hombro, haciéndolo gruñir. —Te agradezco que le salvarás a mi hermana el trasero y eso, pero... Creo que ya puedes soltarla. ¿no?. —Intento tocar a Marinette, pero el rubio envolvió a Marinette en un abrazo, haciendo que el rostro de la menor quedara contra su pecho.

Sus ojos verdes se tornaron de un color dorado oscuro, saco los colmillos dispuesto a atacar. 

¿¡Como se atrevía a esa chica a intentar tocar a su mate!?. Eso es imperdonable, ¡Imperdonable!

Bridgette retrocedió. El rubio parecía que la atacaría en cualquier momento.

«Y sus ojos.... Dios, sus ojos».

¿Su padre las había traído a un internado de magos?.. ¿Porque?.

— ¡Adrien!. —Ni Bridgette ni Marinette escucharon que lo llamaron, pero Adrien escuchó claramente. —Suelta a la niña. 

Nadie había notado a la elegante mujer de cabello azabache y mechón rojo. Sus ojos plateados miraban interrogante al rubio.

— ¡No!. —Negó como un niño malcriado. —Ella es mía, ¡Mía!

— Adrien.... —Los ojos de Nathalie brillaron. —Sueltala.

— Me estas apretando muy fuerte. —Se quejo Marinette. 

Adrien no quería soltarla.. Había esperado casi toda su vida esperando a su alma gemela. ¿Y ahora Nathalie quería que la dejara ir?. ¡No! La azabache era suya y no la iba a soltar.

El rubio era un Alfa, y Nathalie una beta. Adrien tenia mucho mas ventaja sobre ella... Así que hizo lo que cualquier Alfa haría...

— ¿¡Como te atreves jovencito?!. —Exclamo Nathalie al descubrir lo que Adrien pensaba hacer. —¡Suelta a la chica y ve a la oficina del director!. 

Como Alfa, tenia la habilidad de controlar las mentes de los Betas y Omegas. Pero por alguna extraña razón, su poder no funcionaba con Nathalie.

Tal ves es por ese extraño medallón que Gabriel le obsequio. El cual siempre utilizaba.

Se escucho un fuerte abucheo, pero el comedor se quedo de nuevo en silencio al notar que los ojos de Adrien volvían a tornarse dorados. Nathalie le dedico una mirada severa al rubio, lo menos que quería era asustar a las chicas.

Adrien refunfuñó y aflojo su agarre, dejando libre a la azabache.

— ¡Esto no se quedara así!. ¡Llamare a mis abogados!. —Marinette intentaba controlarse, sus mejillas estaban rojas de la indignación. —¡Los demandare a todos!.

Bridgette intento acercarse a Marinette, pero Adrien gruño y la hizo retroceder.

— ¡Ya deja de gruñir le a mi hermana como si fueras un perro!.

— ¡No soy un perro!. —Adrien hizo puchero. —Y no quiero que ella se acerque a ti.. —Señalo a Bridgette. —Deja su feo olor sobre tu piel... ¡Y no me gusta!.

Bridgette jadeo ofendida y empezó a olfatear sus brazos para ver si olía mal.

— ¿¡Ahora insultas a mi hermana!?.

— Tu hermana huele a cerezas y mezcla su olor con el tuyo. —Se cruzo de brazos y levanto el mentón. —No quiero que te juntes con ella.

— Adrien, deja el berrinche y camina... —Nathalie lo tomo por el hombro. Miro a los demás y hablo con voz demandante. —El desayuno termino, vayan a sus respectivas clases, ¡Ahora!. —Todos obedecieron y en menos de un minuto el comedor quedo casi vacío, solo con ellos.

Al ver lo que Nathalie tocaba a Adrien, Marinette sintió una puntada extraña en su corazón .. ¿¡Pero que demonios..!?.

— ¿¡Y quien eres tu para ordenarme eso!?. —Grito Marinette ignorando el dolor punzante que le daba al ver a Nathalie tocando al rubio.

— ¡Soy tu Alfa!.

El comedor quedo en silencio. Bridgette se pregunto si en lugar de un internado, su padre las había traído a una institución mental. Nathalie se golpeo la frente.

Adrien estaba por agregar algo mas, pero la risa de Marinette lo hizo callar. Se río tanto como su garganta se lo permitió.

Su risa parecía el relinchido de un caballo.

— Después dices que yo soy la que tiene que dejar de leer tantas historias en Wattpad...—Le dijo Marinette a su hermana entre risas. —Escucha, chico. Tu..—Lo señalo en su pecho. —Estas loco. Y yo..— Se señalo a si misma. —Te quiero lejos de mi.

— ¡No estoy loco!.

— Claro... Y yo soy una estrella en Wattpad... —Suspiro, dejando de reír. —Mantente alejado de mi.

— ¡No!. 

— Ya vámonos...—Nathalie lo jalo. —Chicas, vayan a clases.

— No... No pienso pasar ni un minuto mas en este internado de locos. ¡Me iré de aquí ahora mismo!

— ¿A clases?. Pero yo tengo hambre. —Bridgette se quejo.

— No puedes irte. Tu padre...

— ¡Me importa un comino lo que el dijo!. —Marinette grito. — ¡Me largo!.

— P-pero... Tu y yo...—Adrien intento hablar.

— Tu y yo nada... —Adrien sintió un pinchazo en su corazón. El rechazo de su Mate lo estaba lastimando.

Tenia ganas de llorar, pero su lobo interior no se lo permitió. Paso toda una vida esperando al amor de su vida... Y ahora ella lo rechazaba. Eso era el peor castigo que un lobo pudiera recibir.

Marinette sintió algo similar, pero lo disimulo muy bien. Se mantuvo firme y no se doblego. Aun no entendía porque sentía ese extraño sentimiento cuando miraba los ojos entristecidos del rubio, pero no le tomo mucha importancia.

— Tu no vas a ir a ningún lado. —La voz de Nathalie la asusto. —Te recuerdo que aun eres menor de edad, y no puedo dejarte marchar sin la autorización de tu padre.

La azabache mordió su labio. Solo le faltaban un par de meses para ser considerada mayor. Pero eso no la detendría, estaba decidida a irse.

— Entonces hablare con el. —Tomo el brazo de su hermana, y la arrastro con ella.

— Pero... Tengo hambre.. —El estomago de Bridgette gruñía hambriento. —¡Quiero mi desayuno!.. Nette.. —Pestañeo como niña inocente.

Marinette ignoro sus quejas y la llevo a su habitación, tomo el teléfono y busco entre sus cosas el numero que le había dado su madre por si necesitaba ayuda. Tomás ni su numero le dio, así que estaban atrapadas allí.

Y mientras su hermana marcaba el teléfono desesperada, Bridgette se sentó en su cama, refunfuñando. En serio tenia hambre.

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