Parte 27

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— Tengo manos blancas, y suaves... —Kitty alzó sus manos al aire. Sonrió como niña chiquita y empezó a dar vueltas, estaba feliz. —Una falda que me dio mi Alfa, y una figura que me dio la Diosa Luna. ¿Que más puedo pedir? —Empezo a dar vueltas alrededor de un árbol, mientras olfateaba a su alrededor.

Marinette, que desde que salió de la cabaña había estado en silencio, miraba como si hermana hablaba y jugaba con ella misma como si fuera enloquecido. Se preguntaba si el supuesto hechizo que utilizo el vampiro malo, había tenido algo que ver con eso.

No tenía ni idea de como Bridgette sabía que había sido un vampiro el que había puesto el hechizo, pero no importaba, solo quedaba confiar en ella, ya que seria su loca hermana la que la llevaría con Adrien.

— Por mi Diosa, soy tan bella. —Kitty empezó a besar sus brazos, y a delinear su cintura. —Por eso traigo a mi Alfa loquito.

Kitty sabía que lo primordial era encontrar al que le puso el hechizo a Félix, pero eso no significaba que no podía divertirse. Había descubierto que habían sido los vampiros los culpables, cuando desapareció su Alfa, Barkk, ¡El cual nadie podía tocar! Sólo ella..

El rostro de Kitty se puso serio de pronto, recordando la situación actual de su Alfa.

Marinette hizo una mueca, mientras arrugaba la nariz.

<<¡Ahgg! ¡Ella nunca se toma las cosas en serio!>> Exclamó Tikki.

Marinette movió la cabeza de un lado a otro, sacudiéndose. ¿Como podía jugar en un momento así? Casi no podía ver nada, debido a la oscuridad, y el dolor en su pecho cada vez era más fuerte.

— Bridgette, estoy empezando a creer que necesitas un psicólogo.

Kitty miró de reojo a Marinette, y sonrió mostrando los dientes. Su hermana era tan dulce, patética y estúpida. ¿Cuando iba a entender que ella no era Bridgette? Por favor.. ¡Ella era mucho mejor que esa fea azabache! Era linda, traviesa y sexi, claro que estaba dentro del cuerpo de Bridgette, pero ella era mejor. Mucho mejor.

«¡Oye!» Bridgette escuchaba claramente los pensamientos de Kitty y se ofendió.

— Si algún necesita ayuda con urgencia, esa eres tú. —La miró, acunando su propio rostro con las manos. —Una Luna, que no desea ser Luna. Que ridícula.

Marinette arrugó el entrecejo.

— ¿¡Como te atreves!?

Kitty dejo la expresión juguetona, y puso un rostro más determinado, como si fuera una profesora a punto de iniciar su clase. Miraba atentamente a Marinette, como si esta fuera un espécimen extraño.

— No, ¿Como te atreves tu? —Relamió sus labios, y empezó a acercarse a Marinette contoneándo sus caderas. Se detuvo en frente de ella y se cruzo de brazos. —Ser una Luna es el mayor privilegio que se le puede dar a una Omega. ¿Y tu lo rechazas? Por mi Diosa.. —Rodó los ojos.

Marinette abrió y cerró la boca repetidas veces. ¿Ahora se atrevía a criticarla?

«Cuidado con lo que dices» Le advirtio Bridgette a Kitty.

— ¡Ese es el problema! —Exclamó Marinette dolida. —¡No somos Omegas, somos humanas! ¡No debemos estar aquí! —Marientte recordó que Bridgette ya estaba marcada, y empezó a irritarse. —Vamos a terminar discutiendo otra vez, dejemos esto hasta aquí. —Comenzó a caminar, dejando atrás a Kitty. La azabache mayor sonrió con sorna. Su hermanita era tan patética, hasta daban ganas de reír.

— ¿De verdad crees que estamos aquí por casualidad? —Preguntó con maldad. —No seas ridícula, Marinette. Nuestro padre nos trajo aquí, para que cumplamos nuestro destino.

The Alpha MoonOù les histoires vivent. Découvrez maintenant