19. Profundizar El Pasado

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Martes 3 de Septiembre

Hoy me dieron la orden de cambiar mi ocupación en el trabajo, atendería al público como cajera. Me explicaron cosas básicas que debía saber cómo que siempre tengo que tratar bien a la gente que venga a comprar y que "el cliente siempre tiene la razón".

A las 13:55, osea a 5 minutos de que termine mi turno entró un señor, estaba vestido completamente de negro, llevaba un gorro negro, gafas y el pelo largo hasta el hombro.

Cuando estuvo a una distancia considerable caí en cuenta de quién era, mi querido viejo Mick Mars. Tenía miedo por lo que fuera a decir luego de lo que paso con Tommy, después de todo era como su hermano y no sé si se tomó a bien lo que le hice.

-Emma, hace mucho que no te veo niña ¿Cómo has estado?

-Mick, la verdad estoy últimos días la pasé bastante mal. Creo que te extrañé más que de costumbre, a tí y a tus consejos de abuelo- solté una risita tímida.

-Hey esos "consejos de abuelo" como tú los llamas, te salvaron de hacer varias estupideces en diversas ocaciones. Bueno venía para preguntarte si querías ir a dar un paseo y charlar sobre lo que ocurrió el otro día, saber qué pasó y cómo te sientes.

-Encantada de ir contigo Mars, esperame que cierro la caja y le doy las llaves a la otra chica.

Llegamos a una cafetería poco concurrida, era amplia pero había poca gente cosa que me agradó bastante. Nos sentamos y cada uno pidió lo suyo.

-Bueno, ahora cuéntame sobre lo que pasó con Tommy, que hizo para merecer esa tremenda humillación- rió para sus adentros- lo dejaste como una mierda ante los medios niña, muy bien pensado la verdad.

-No lo pensé sola, tuve ayuda de varias personas para planearlo- revolví mi café haciendo tiempo- Lo que hizo fué engañarme, a mí nadie me engaña y sale ileso al hacerlo. Me dejó la evidencia servida en bandeja... yo solo lo utilicé a mi favor para pasar un buen momento entre tanto sufrimiento que padecí por su culpa. No digo que haya estado bien, solo que me hizo sentir bien luego de que me hizo llorar 2 días seguidos sin poder casi levantarme de la cama, de no ser por Iz...

-Continúa, puedes contarme esas cosas también.

-Gracias a Izzy pude pasar ese momento con un poco mas de ligereza, me acompañó tanto física como verbalmente, me preparaba el desayuno y me cuidaba... Mientras que yo tendría que cuidarlo a él, cada vez se mete más en el mundo de las drogas y yo no hice nada al respecto todavía. Mira si él en estos momentos se esta haciendo daño y-y yo... aquí sin sa-saber nada- frágiles lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas- Bueno era eso, ahora terminemos nuestro agradable almuerzo sin tocar esos temas sencibles ¿Si? Porfavor el café esta muy bueno como para tomarlo llorando.

-Claro que sí, lo entiendo, pero tampoco tienes que tomarte el papel de madre con Stradlin, ya esta grandecito como para necesitar a alguien que le diga que hacer y que no. Lo mejor que puedes hacer es darle tu atención... Bueno, creo que es hora de que me vaya, los putos de mis compañeros quieren que esté en el estudio a las 15:30 y faltan 15 min- se levantó y dejó su parte de paga en la mesa con unos cuantos dólares de propina- No hagas estupideces por amor niña, si te dañan mandalos al carajo con un buen beso en el culo.

Con eso besó mi cabeza y se fué sonriente. Me preocupaba llegar a tener una especie de dependencia emocional hacia él, era como una figura paterna para mí, como la que nunca tuve.
Osea no en concreto, sino que mi padre nunca estuvo presente, siempre se encontraba de viaje y de la única manera que recibía atención de él era através de los regalos que me enviaba, mejor dicho que nos enviaba. A mi mamá y a mi hermana.
Mi hermana Mía, en estos momentos tiene 5 años, nos llevamos bastante edad. Mi madre Nancy, me tuvo muy joven, para ser exacta a los 17, prácticamente arruiné su vida. Por lo que ella ahora tiene 37 años. Por el lado de mi padre él se llama Liam, tiene 40.

Mi vida no es muy interesante, éramos una familia de clase media mantenida por mi papá, el cual viajaba todo el tiempo como ya mencioné, por lo que nunca estaba en casa exceptuando los días festivos.

Mamá hacía lo que podía para hacerme felíz en su ausencia. Todos los domingos íbamos al parque a comer algo, como salida de madre e hija. Tenía un trabajo de medio tiempo como maestra jardinera en una de las pocas escuelas del pueblo, sus horarios coincidian con los míos de la escuela así que no me dejaba sola casi nunca, sólo lo hacía cuando iba a juntarse con sus amigas a tomar té y todas esas cosas de señoras en esa década.

No podía quejarme de ella, aunque a veces tomaba de más por las noches, no la culpo, la carga de criar a una hija sola y que tu "marido" no te acompañe para nada debe ser duro. No la culpo por las veces que trajo a distintos tipo por semana a la casa solo para cogérselos, mientras que yo estaba a una puta habitación de distancia, de alguna manera tenía que llenar el vacío que había dejado mi papá en su corazón. No la culpo, ya que yo era una carga para alguien tan joven que tenía una vida por delante, literalmente le cagué la vida o mejor dicho la mejor etapa de ella.

Pero bueno, no la culpo.

Cuando mi hermana llegó a nuestra vida varias cosas cambiaron. Mi madre dejó de engañar a mi papá todas las semanas ya que tenía que cuidar todo el tiempo a mi hermana (no le daban los horarios). Yo pasé a segundo plano, los domingos de madre e hija se convirtieron en domingos de madre e hijas, pero al menos Mía me sacaba una sonrisa, cada vez que reía y se le iluminaban sus hermosos ojos verdes. Mierda ¿Por qué yo no había heredado ese color de ojos tan característico de papá? Creo que fué por el bien de la humanidad, mataría a todos los hombres con esa mirada, sería peor que Medusa.

Tracy era la única que me acompañaba siempre, de noche nos escapabamos de nuestras casas y nos encontrabamos debajo del puente del pueblo para tomar unas cervezas y tocar algo de música.
Recuerdo la vez que un hombre borracho nos encontró y nos asustamos muchísimo, pero él no nos hizo nada, al contrario, se puso a cantar con nosotras más felíz que nunca. Creo que era la única persona del pueblo que pasaba más de 10 minutos con nosotras con una sonrisa.

Me olvidaba de la señora Perry, la panadera de mi barrio. Era como una abuela para mí, la visitaba a la tarde al salir de la escuela. Comíamos juntas mientras hablabamos de la vida y me ayudaba a entender un poco las cosas que estaba estudiando en la escuela. Ella había completado sus estudios exitósamente y tenía varios reconocimientos de sus profesores. Lastimosamente no pudo seguir una carrera universitaria ya que su padre se lo impidió, decía que las mujeres no debían estudiar. En su época los hombres eran el doble de hijos de puta que ahora, te decían que hacer y que no. Menos mal que no nací por esos años porque me habrían encerrado en la maldita cárcel de matar a tantos machos que quisieran obligarme a hacer o no hacer algo.
Siguiendo con Perry, hacía los mejores budines de banana con chocolate que comí en mi vida, ahora que recuerdo, antes de irme ella me dió con total confianza la receta de ese manjar, algún día lo haré.

White Boy// IZZY STRADLINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora