Cuando una generación muere se tratan de arraigar sus ideales por muy erróneos que sean. Por suerte, para la sociedad Beta, esas creencias a mitos sobre ser seres errores de la Madre Luna no pasaron de generación en generación.
Park Jimin fue conce...
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Cuando de nuevo la noche había llegado a la ciudad, el Omega soñaba con una delicia. Algo cremoso y dulce que llenaba sus papilas gustativas, santa Luna, quería comer aquello de modo desesperado. Llenar su boca hasta hinchar sus mejillas y atragantarse al tragarlo con ansiedad. Sí, JungKook había pasado ya a la última fase del celo y estaba hambriento por comida dulce y empalagosa.
Pequeños recuerdos de los últimos cuatro días revoloteaban por su mente en lo que abría sus ojos oscuros pero con betas azuladas aún del animal en él. Lo primero que encontró fue el rostro apacible de su novio Beta. Jimin dormía relajado y abrazado a él por la cintura aún ambos desnudos. JungKook adoraba como las mejillas de su novio se movían y temblaban con cada exhalación que hacía.
Con una risita baja y tonta acomodó su cabello negro fuera de su rostro y besó su pequeña nariz de botón con cariño, Jimin la arrugó al despertar con el cuarto beso en ella.
-Hola mi Kookie, ya estás aquí. -Murmuró apretando más su abrazo a él en lo que el menor asentía comprimiéndolo a su pecho.
Con su mano izquierda aún dando caricias a la barbilla del Beta, echó su brazo derecho hacia atrás de su cuerpo buscando uno más. Sus dedos apretaron las sábanas vacías y su corazón se contrajo ante la falta de su otro novio. Con rapidez se puso erguido sobre el colchón, Jimin se asustó por su movimiento y lo siguió.
-Tae. -Susurró aún con una voz infantil el menor, pequeños atisbos de su animal haciéndola sonar más aguda de lo normal.
Ambos elevaron su vista para hallar con facilidad al mayor de ellos sentado, durmiendo agotado, en el frío suelo contra la pared. La imagen atroz de la sangre seca por su pecho hasta llegar a su abdomen y que bajaba desde la marca de los dientes del Omega en su hombro los horrorizó.
JungKook quiso levantarse rápido, llegado a él y suplicarle perdón mientras lo despertaba, pero Jimin lo detuvo sujetando su muñeca y negando con su cabeza.
-Hay estado sin dormir por cuatro días prácticamente. -En la neblina de los recuerdos de su celo JungKook fue consciente de que su Alfa no había estado despertando junto a él nunca como sí lo había hecho Jimin. -Limpiemos, traigámoslo a la cama y preparamos algo de comer para cuando despierte. -El Omega asintió siguiendo a su Beta.
Cambiaron las sábanas por unas limpias, abriendo la ventana para ventilar el lugar del olor a sexo y celo, se acercaron al Alfa lánguido en el suelo. Jimin tomó bajo sus axilas y JungKook sus pies, al hacer el amago de levantarlo Jeon replicó en voz baja.
-No puedo. -Susurró sonrojado.
-Vamos, sé que eres fuerte cariño. -Rebatió Jimin con una sonrisa pequeña, el sonrojo en el menor aumentó.
-No es eso, me duele todo. -Explicó apartando la mirada, Jimin tuvo que tragarse su gran carcajada.
-Bien que pedías más y más. -Los ojos acusadores del rubio cayeron sobre él haciéndole perder ligeramente la fuerza por al risa retenida. Con dos asentimientos de cabeza, tomando el tercero como el definitivo, elevaron juntos el cuerpo dormido del mayor para transportarlo a la cama.
