X | Las pinturas de Ana

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Ana se encontraba bebiendo una taza de café mientras veía su nueva obra: Una pintura tétrica de una mujer alta, de pelo largo hasta la cintura en un bosque oscuro ¿De dónde había sacado la inspiración de aquel dibujo?

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Ana se encontraba bebiendo una taza de café mientras veía su nueva obra: Una pintura tétrica de una mujer alta, de pelo largo hasta la cintura en un bosque oscuro ¿De dónde había sacado la inspiración de aquel dibujo?

—Ana... —la voz de su esposo sonó a espaldas de ella—... es ella Ana.

—¿Quién es quién William?

Se acercó con violencia a la pintura, y rasgo el lienzo con un cuchillo para mantequilla. Ana se quedó viéndolo y estalló en furia.

—¿¡Qué diablos te pasa!? —dijo mientras agarraba el cuadro—. Maldición, William, que te...

William golpeaba su cara fuertemente con la pared, rápidamente. Ana lo apartó y entonces el hombre dijo:

—Has que pare Ana, ella me está mirando, sabe la verdad...

—¿Qué verdad William? —El hombre lloró—, ¿Qué está pasando?

El hombre paró de llorar y se levantó abruptamente, caminando hacia afuera de la habitación, miró por la ventana que estaba enfrente de él, tamborileaba los dedos con su pantalón, inhaló profundamente.

Brookfield —dijo suavemente—, nos está viendo con ojos de la verdad, porque sabe la verdad; acto de amor, comerse a la niña. Fantasma acechando.

William deliraba hasta que finalmente cayó al piso, la sangre de su frente se derramaba por todo el suelo.

Más tarde, Ana y el doctor Thomas Fenn revisaban a William. El hombre estaba postrado en la cama con los ojos mirando hacia el techo en un estado casi catatónico.

—Ana, ¿Es la primera vez que William se comporta así?

—Sí, así es —Ana miraba a William—, ¿qué es?

Thomas abrió la mano de su esposo, tenía algunas ampollas en el brazo.

—¿Desde cuándo tienes estas ampollas?

—No son ampollas, doc, he sido marcado por él —señaló a un cuadro que había pintado Ana.

El cuadro, ilustraba a varios mineros con sus picos posando como si una foto se tratara. ¿Qué era aquello? Había un hombre completamente de negro con un sombrero de copa, sin embargo, era una silueta negra...

—El hombre de Negro, me marcó porque sé la verdad...

Thomas hizo un gesto con la cabeza para que salieran del cuarto un momento.

—¿Qué crees que sea? —pregunta Ana —. No me había percatado que dibujé a esa silueta, pero poco más realmente.

—Lo entiendo, siéndote sincero, puede ser demencia. Tengo un viejo amigo en psiquiatría que podría ayudarte...

Un estruendoso ruido sonó de la habitación de Ana y William, abrieron la puerta. El hombre había puesto la cama boca abajo y con un crayón amarillo dibujó un árbol con unas ramas que se extendían al techo, Thomas agarró a William con fuerza, entonces este dijo:

Cuentos para dormir con la muerte | En proceso |Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum