XVI | El caso de Delhi

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El caso me fue asignado hace unos días

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El caso me fue asignado hace unos días. Ser una periodista principiante no me ha dado ninguna suerte. El caso que todos evitan, que nadie quiere investigar e informar en un periódico. Dicen que hace diez años, dos experiodistas de espionaje le fue dado este mismo caso, luego, solo desaparecieron.

Devies y Josep habían ingresado en la mansión, vestidos de camareros y su equipo era bastante peculiar. En especial por Fer y sus problemas con su primo —dicen que le había roto la bicicleta y andaba en apuros por arreglarla—. A pesar de que no eran serios del todo, eran los mejores de la empresa. Junto a Mac, Jon, Fer, Devies y Josep habían descubierto lo macabro del lugar.

Era bien sabido que en el sitio había desapariciones del personal, además de animales variados como pájaros y ardillas muertas en los pasillos por la mañana. Algo había en esa mansión, y todos lo ignoraban.

¿Mi misión? Descubrir lo macabro de Delhi.

Hace un tiempo que nadie pone un pie aquí. Las personas fueron desapareciendo, y cada vez temían que la siguiente fuese uno de ellos. No había personas a las cual investigar, ni mucho menos saber algo de ellas.

Solo sabia lo poco que escribieron Devies y Josep en el informe. Cosas tipo:

"Las ardillas formaron un círculo en el salón el cuatro de abril de dos mil quince. Todo el personal había desaparecido y alguien sospechoso dejó una llave en el piso. Pienso que abre la puerta secreta que encontramos detrás de la escalera". "Creo que no podremos aguantar más esto, siento que nos observan más de lo normal".

Las demás páginas habían sido quemadas en un accidente en la mansión. Eso es lo único que quedaba de ella: cenizas. Gracias a la poca información, pude ir directo al grano, y con la llave en mis manos —encontrada en la escena— podría descubrir que fue lo que de verdad sucedió aquella noche.

El salón estaba algo oscuro, además de varias telas rojas rotas en el suelo, manchas de sangre y un olor fuerte era el decorativo perfecto para una escena de terror. El miedo era algo nulo en mí. Lo valiente era heredado de mi familia materna.

El pasillo que daba a la puerta secreta que ellos habían mencionado, estaba abierto de un lado a otro. El pasillo estaba más que sucio y con olores fuertes de animales muertos. La madera que adornaba el lugar estaba enredada, formando una figura extraña. La puerta era pequeña, pero en comparación a alguien bajito no era mucha la diferencia. Medía unos ciento cincuenta centímetros de altura, y la llave minúscula cabía a la perfección en aquella cerradura.

Doy dos vueltas a la llave y un tic suena, dándome la razón de que ya estaba abierta. De inmediato, unos gritos vienen a mis odios. Antes de venir, sabía que no había nadie, así que no tenía idea de dónde provenían esos gritos. Me volteo para ver a mis espaldas, y la sorpresa de la que tanto temían la tuve en frente de mí.

Una calavera en llamas estaba mirándome, fijamente. No pronunciaba ninguna palabra, pero notaba sabía a qué venía.

—Hasta que al fin te encontré —le digo, segura de mí misma.

Luego de oír mi voz, desapareció. Sin hacer nada, ni decir nada, me deja seguir con mi misión.

Aquella puerta daba paso a una habitación llena de personas mutiladas, algunas aún mantenían rastros de su cuerpo. Pero las ratas y algún que otro animal había invadido su carne, desapareciéndola casi de su cuerpo.

Devies y Jacob estaba ahí. Los podía reconocer por la identificación falsa que tenían en sus ropas. Y una vez más, la calavera en llamas aparece en frente de mí.

—Ha pasado mucho tiempo, Carolin —habla con un tono grueso, pareciendo alguna grabación en un videocasete.

Mientras Devies y Jacob investigaban este caso, yo tenía a penas doce años, estaba justo ese día en que ocurrió todo. Yo era una de las dueñas de la mansión, y aunque pasaba desapercibida, siempre supe observar bien todos sus movimientos. Aquel día de la matanza ocasionada por Delhi, mi hogar se incendió por furia de ella, y luego de eso solo me quedaba mi abuela paterna. Me había alejado de mis raíces todo este tiempo, pero sabía lo que debía hacer. Debía reencontrarme de nuevo con ella.

—Es bueno que me reconozcas, mamá.

Hola, hola, wrix -me lo acabo de inventar-

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Hola, hola, wrix -me lo acabo de inventar-.

¿Cómo están?

Aquí otro cuento, inspirado en un sueño que tuvo un amigo, algo loco la verdad, pero al final le di retoques de mi parte.

Espero les esté gustando este apartado de cuentos variados, el cual utilizo para escapar de los bloqueos de escritor :).

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Si leíste hasta aquí ya te ganaste mi corazón <3 gracias por formar parte de esto.

Besos y pizza ✌️🍕

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