XV | He muerto

26 8 19
                                    

¿Has sentido alguna vez como si murieras?, o, ¿el sentimiento de asfixia sin tener manos al rededor del cuello? Cómo si un puñal fuera clavado en tu pecho, haciendo que tus ojos salieran del cuerpo por el dolor de perder la vida

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¿Has sentido alguna vez como si murieras?, o, ¿el sentimiento de asfixia sin tener manos al rededor del cuello? Cómo si un puñal fuera clavado en tu pecho, haciendo que tus ojos salieran del cuerpo por el dolor de perder la vida.

Eso sentí aquel día de verano, mirando por la ventana de mi departamento. Mientras veía las palomas del otro lado, pude observar el hilo del alma salir de una ventana. Un hombre, de facciones muy finas, había asesinado a alguien. Llegándose a oír los aludidos de aquella persona que parecía una chica.

¿Lo peor? Fue que me vio, ahí supe lo que era ser observada por un cazador. Tenía miedo, por irme de mis metas, de perder todo el esfuerzo que he tenido hasta ahora. Sentía que me fijaba con sus ojos de halcón, pensando en que hacer conmigo.

Invadida por el miedo, salgo corriendo de allí. Debía buscar alguna ayuda, pero, ¿a quién? Solo conocía a las personas del trabajo. No creo que simples conocidos me fuesen a ayudar. Hoy en día se preocupan más por importarles a los jefes, que a los que te acompañan día a día en sus vidas.

Mis pies me llevaban por inercia hacia la calle, y noté como aún me miraba aquel hombre. Cuando me di la vuelta y eche a correr, supe que un halcón volaba por encima de mí, siguiéndome.

No quería morir.

Cruzaba las calles sin mirar hacia los lados, despreocupada por todo lo demás que no fuese aquel monstruo. Mis pies se cansaban, no podía seguir, pero la adrenalina, junto al pánico que sentía, hacían que me moviese como un robot programado. Mi alma estaba siendo modificada.

Llegué a un club, dónde trabaja una conocida de mi zona. Era algo oscuro por dentro, y aunque mis gritos de desesperación eran notables a través de la puerta, nadie me abrió. Mi corazón fue apartándose de mi cuerpo en cuanto oía unos pasos pesados en los escalones.

Solo pude hacer una cosa, y era seguir tocando aquella puerta. Hasta que mis intentos de derrumbarla hicieron efecto en que alguien notase que estaba ahí. Entro y cierro la puerta con la rapidez de un leopardo. La persona que me había abierto era Michelle, la conocida.

No quise darle explicaciones de mi inesperada llegada. Solo buscaba alguna salida. Conocía el lugar, había venido antes buscando algún trago. Me lo conocía como alguien fanático de Life is Strange conocía a Max y Chloe. Sabía cada rincón del lugar, y conocía a cada una de las personas del sitio, me sabía el aura de su alma más profunda, de sus verdades.

Y sabía que había una desconocida no tan desconocida allí, ahora mismo.

Era él, el asesino que me perseguía.

Cruce cuartos, viendo escenas que no quería. Huyendo de aquel cazador. Un bombillo se había prendido sobre mi cabeza al ver aquel objeto, haciendo que saliera corriendo de allí. Por la misma puerta que entre, ignorando las preguntas de Michelle.

Aquel hombre me decía que me detuviera, su voz era de alguien que estaba cansado. Pero, ¿quién se entrega tan fácil a alguien que sabes que te hará daño? Yo solo corría, corría y corría.

Llegué al edificio dónde había presenciado aquel asesinato. Subí las cuantas escaleras que tenía, con varios tropezones de por medio. Más gritos y exclamaciones de aquella persona venían a mi oído.

No quería morir.

Entro a la primera habitación que veo, era común que en aquella edificación algunas puertas estuviesen abiertas. No podía ir a la misma a la que me había visto.

Con un toque de suerte, encontré una que estaba abierta. Entro, y tomo un respiro, sentí alivio por primera vez en aquel día escandaloso. Pero subestime los sentidos de aquel señor, parecía ahora un gato en busca de mi olor, logrando descubrir dónde estaba.

Él entra, dejándome ver con claridad su rostro desconocido. No lo había visto antes en ningún lugar, solo en aquella horrenda situación. El arma que había cogido con antelación en el club estaba señalando a aquel hombre. Su clara sorpresa me impresionó. No se esperaba nada de esto, al parecer, pero, ¿qué habrían hecho ustedes? Yo debía defenderme de algún modo.

Camino hacia atrás, huyendo de su presencia. No quería lastimar a nadie, no me habían educado así. Pero él se me lanzó encima, forcejeando mis manos. Junto a los ruidos de la ciudad, de las personas hablando, de las tiendas de comida en funcionamiento, una bala sale del arma, entregándome la muerte del rostro desconocido.

Mi respiración iba al compás de los latidos de mi corazón. Los nervios estaban haciendo que las venas de mi cuerpo se notasen. El rostro fino de aquel hombre estaba manchado de sangre, al igual que mi cara.

El arma se encontraba en mi mano, y sintiendo una calma que no sabría explicar, siento una mirada pesada encima de mí. Alguien me había visto cometer aquel crimen. Para mi sorpresa, y absorbida por el pánico, aquellos ojos de halcón estaban flechandome.

La persona que había acabado de asesinar me estaba viendo desde el otro lado de la ventana, unos metros nos separaban. Eran exactamente iguales. Sentía que la muerte me estaba observando, y que en ese preciso momento, la que había muerto había sido yo, queriendo acabar con cualquier rastro de testigo.

En ese entonces, yo, Mar Bross, le entregué mi alma a la vida, y alguien nuevo, y despiadado, buscando protección, había nacido en mí.

En ese entonces, yo, Mar Bross, le entregué mi alma a la vida, y alguien nuevo, y despiadado, buscando protección, había nacido en mí

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Cuentos para dormir con la muerte | En proceso |Where stories live. Discover now