25- Entrando en confianza

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Jamás en la vida había necesitado ayuda para hacer la tarea.
Nunca había asistido a clases particulares o ayudas extracurriculares; de hecho, solía ser yo quien las daba.
Nunca tuve problemas para realizar algún trabajo o examen; mis calificaciones siempre fueron perfectas, y mi capacidad para los estudios eran intachables.

¿Cómo me sentía siendo ayudada por Noah Holland, el idiota monumental de toda la universidad?

Aun no estaba segura.

No es como que fuera la peor cosa del mundo, pero no quería que la gente supiera que yo necesitaba ayuda de Holland. Ni la ayuda de nadie, yo no era muy popular, pero las personas que me conocían sabían que yo era muy inteligente y capaz. Si alguien sabía que yo necesitaba su ayuda, perdería el poco respeto que me tenían por ser brillante.

Pero si necesitaba su ayuda, la había necesitado mucho éstos días. El trabajo que me había hecho anteriormente era más difícil de lo que creí; y al explicarme unas cosas, eso llevaba a la raíz de otros temas, y nunca terminaba de entender del todo. Así que nos veíamos todos los días después de su entrenamiento, para que me diera lecciones sobre la materia.

Nuestros amigos no sabían nada, y yo le había prohibido al castaño decirle a cualquier persona; me negaba a que ellos supieran de las tutorías que Noah me estaba dando. Pero para mi mala suerte, ellos nos habían visto alguna que otra vez andando solos; eso llevaba a que sospecharan algo mucho peor de lo que realmente hacíamos. Lo negué, pero no les conté la verdadera razón de nuestros encuentros, así que no me creían en absoluto.
Entiéndanme, mi orgullo ya estaba herido al pedir la ayuda de Noah, no quería herirlo más contándole a alguien.

¿Podía haber alguien más desafortunada que yo? Lo dudaba.

-¿Entendiste?- la voz de Noah me trajo a la realidad.

Parpadeé un par de veces, la verdad mi mente se había desconectado unos minutos, y ya no recordaba lo que me estaba explicando.

-Yo... creo que si.- dije.

-Un "creo" no es un si.- su rostro estaba muy cerca del mío, inclinado sobre el escritorio.

-Ok no, me distraje y me perdí.- resoplé frustrada.

-Tal vez deberíamos parar y descansar.- sugirió él.

-No, sigamos...- me erguí en mi asiento de escritorio, y comencé a leer en voz alta las anotaciones. En un punto, pronuncié mal una palabra y me perdí.

Quise volver a comenzar, desde el principio, pero Noah cerró el libro de golpe, cortando mi intento de lectura.

-¿Qué haces?- me quejé.

-Necesitas un descanso Pocahontas.- dijo alejando el libro, yo giré mí cuerpo un poco y lo observé.

-No lo necesito, puedo memorizar todo eso, sólo déjame leerlo unas veces más.- quise arrebatarle el libro, pero lo volvió a alejar y no me dejó si quiera tocarlo.

-No necesitas memorizarlo, tienes que comprenderlo. Y leyendo una y otra vez sin saber lo que estás leyendo no es la forma.-

-¡Es que tengo el cerebro frito!- me quejé alzando un poco la voz.

-Por eso, necesitas el descanso...- de pronto acercó su silla hasta que estuvo totalmente pegada a la mía, y acercó su cuerpo. Mi cuerpo se mantuvo alerta cuando su mano se posó en mi mejilla, su tacto era cálido. - Te exiges demasiado, no eres una computadora, tienes que hacer las cosas a tu tiempo...-

Su pulgar dio un pequeño movimiento, proporcionando una caricia a mi mejilla, que me hizo cerrar los ojos un segundo.

-Éste es mi tiempo...- solté.

(Des)Afortunados Amigos #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora