26- Dejarlo fluir

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Mi mente viajaba a ese momento; una y otra vez.

No importaba el sitio dónde me encontrara, la persona con quien estaba, ni el ambiente a mi alrededor.
No podía concentrarme en otra cosa que no fueran sus labios y los míos, moviéndose en un perfecto compás, enviando una sensación de cosquilleo en mi vientre.

La parte racional de mi cerebro me decía que lo olvidara, y me concentrara en las cosas importantes; pero otra parte de mi cerebro me llevaba a ese lugar, a ese momento; me decía que eso era muy importante, y confundía a la parte racional. ¿Qué era todo eso? ¿Porqué no podía olvidarlo y ya?

A Noah se le hacia muy fácil hacerlo, luego de nuestro beso siguió como si nada hubiese pasado y se retiró al baño; fingió que nada había pasado, en ese momento y al siguiente día que nos juntamos a estudiar.
Quise hablar del tema varias veces, dejar en claro que no había estado bien y que podíamos seguir actuando como amigos normales, pero siempre que planeaba soltar alguna palabra me acobardaba.

Luego de dos días analizando las formas de encararlo, me decidí. 
Repasé mentalmente lo que le diría apenas apareciera por esa puerta, practiqué frente al espejo, y me focalisé en lo que diría y nada más.
Lo esperé en mi habitación, hasta que terminara su entrenamiento y viniera por mi próxima clase.

Me coloqué la capucha de mi sudadera negra, ocultando mi cabello por completo, e intentando esconder mi rostro; para que no se notara si dudaba en mis palabras, o me leyera la mente. Uno nunca sabía.

Tres golpes en la puerta me sobreexaltaron, llevé mi mano derecha a mi pecho sintiendo mis latidos acelerados. Diablos, y aún no lo tenía en frente.

Vamos Naomi, no te puedes acobardar, no ahora.

Respiré profundo, y caminé hasta la puerta, me erguí y abrí.
Pero toda mi valentía se fue al diablo.

-Pocahontas.- me sonrió, esa sonrisa ladina que te aflojaba las piernas.

-Hola...- mi voz salió más aguda de lo que era.

Maldita sea, concéntrate Naomi.

-¿Estás bien?- pregunto con cautela.

-¿Yo?- claro que le habla a la única persona en la habitación. -Emm ¿porqué preguntas?-

-Porque estás encapuchada como si fueras a robar una tienda.-

Instintivamente tomé los cordones de la capucha, sentí mis manos temblar y presioné con fuerza, sintiéndome nerviosa.

-Tengo... frío.-

¿Algo más estúpido podía decir?

Remojó sus labios lentamente, pasando la lengua por su labio inferior, en una mueca mínima que me calentó hasta el alma.

Santa Madre de Dios.

Dio dos pasos hacia mí, quedando a milímetros de distancia. Tuve que levantar la cabeza, ya que él era más alto; Noah bajó la vista, provocando que nuestras narices casi se rozaran.

-¿Quieres calor?-

Tragué saliva.

¿Qué se suponía que haría cuándo él apareciera?

De pronto nuestros labios estaban muy cerca, tan cerca que sentía su cálida respiración sobre los míos.

¡Naomi Janette Wells reaccionar ya!

-¡No!- puse distancia entre nosotros, colocando mis manos en su pecho y separándolo de mí. -¿Qué haces?-

-Sólo intentaba ayudar...- sonrió inocente.

(Des)Afortunados Amigos #2Where stories live. Discover now