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Jimin había ordenado lo suficiente para que el departamento estuviera como antes, excepto que ahora faltaban dos plantas por culpa de su escándalo con el gato del vecino. Los tres nos dirigimos al bar GOLDEN para poder conversar con Jungkook y si nos podía llevar a Busan para encontrar el departamento que decía Jimin, lo que no me esperaba era ver la reacción de Jungkook en cuánto cruzamos la puerta.


—¿¡Jimin!? —Con Chuu nos quedamos quietos y preguntándonos en qué momento si nosotros no habíamos dicho que Jimin era humano también.


—¡Kookie! —habló el mencionado corriendo donde Kook, ambos abrazándose con cariño como si se conocieran de toda la vida.


—¿Cómo estás? ¿Desde cuándo estás acá?


—Desde un día antes que me tomaras en brazos y te comieras con Yoongi en su departamento. —silencio por parte del pelinegro, parpadeó repetidas veces hasta mirarnos a ambos que nos encontrábamos detrás de Jimin.


—Esperen, ¿Qué? —esta vez me quedó viendo a mí, suspiré y asentí agarrando el puente de mi nariz con mi índice y pulgar de mi mano derecha.


—Una larga historia, mejor siéntate Kook.


Procedimos a contarle todo a Jungkook para que pudiera ayudarnos, estupefacto el contrario abrió una botella de tequila que tenía sobre la barra y bebió de esta inmediatamente para procesar todo lo que le estábamos contando junto con Jimin, pero junto a Chuu también necesitábamos respuestas por parte de los chicos Busan.

Al parecer ambos se conocían desde la escuela, fueron a la misma hasta que a Jungkook lo cambiaron a otra cuando cumplió dieciséis por revoltoso. También conocía a Hoseok en la misma escuela, sabía que ambos eran huérfanos no solo porque le contaron, sino también porque cuando llegaron todos los molestaban por no tener padres, la mamá de Jungkook no podía adoptar, pero siempre invitaron a ambos chicos a la casa del menor para hacer tareas o simplemente salir de la rutina en el orfanato.

Era increíble lo pequeño que era el mundo para ellos, conocerse desde antes y demás.


—Pero tengo una duda. —hablé bebiendo un poco de limonada que había hecho Jungkook en la barra mientras conversábamos. —¿Por qué no me dijiste que conocías a Jimin cuando te dije que mi perro era Jimin? —los tres nos quedamos viendo al pelinegro y alzó los hombros.


—Me acordé de él, pero se me olvidó decirte que recordaba a alguien con el mismo nombre, porque me divertí en hacerle cariñitos. —Jimin rio por lo dicho achicando sus ojos y de igual forma Kook rio, negué con la cabeza y volví a beber de la limonada.


—Entonces, ¿Cuál es el plan? —preguntó Chuu captando la atención de todos.


—Vamos a Busan. —dijo Jungkook secando un vaso para dejarlo nuevamente en la barra, le habló a uno de sus compañeros de trabajo que siguiera en la barra y con ello tomó las llaves de su auto dejando el bar.


Durante las casi tres horas que estuvimos dentro del auto de Jungkook, Jimin junto a él conversaron de todo, era increíble todo lo que no se habían visto y el por qué habían perdido la conexión al hablar. A Jimin le robaron el celular a los diecisiete años y no se acordaba del número de Jungkook como para volver a contactarlo, las redes sociales no ayudaron mucho porque el pelinegro también había cambiado su nombre de usuario en Instagram. Chuu se había quedado dormida al lado de la ventana, le dejé puesto una manta que llevaba Kook en su vehículo y con mi sudadera hice una especie de almohada para que no estuviera su cabeza temblando al lado de la ventana.

Adopt You - PAUSADAWhere stories live. Discover now