🐾02

11 1 1
                                    


Tu nombre será Jimin.





Con esto el perro se puso muy feliz, movió su cola de un lado para otro y dio unas vueltas en su mismo eje. Sonreí.

Terminé mi almuerzo y me fui a bañar. Mientras estaba en la ducha empecé a recordar a Holly, me lo regalaron cuando tenía unos cinco años de edad. Holly era un cachorro recién de 8 semanas de vida. Su pelaje con ondas de color café y sus ojos de color negro. El pequeño era tan juguetón y dormilón como lo soy yo; le gustaba mucho salir de paseo y además era muy obediente.

Una pequeña lágrima se deslizó por mi mejilla derecha, era una lágrima de felicidad, porque sabía que Holly estaba en un lugar mejor. Cerré la llave de la ducha cortando el agua, tomé la toalla que estaba al lado y me sequé, enrollé esta alrededor de mi cintura, abrí la cortina de baño saliendo de la ducha, me vi al espejo y estuve quieto unos segundos. De un momento a otro, abrí mis ojos recordando a Jimin que lo había dejado solo en la pequeña cocina, salí rápido del baño y caminé rápido a esta.


—¿Jimin? —busqué por todos lados de la cocina y no lo encontré, me asusté volviéndolo a llamar. Fui hasta mi habitación pasando por la sala que también revisé.  —Así que, con que aquí estabas. —me crucé de brazos viéndole arriba de mi cama acurrucado entre las sábanas.


Suspiré yendo al armario buscando algo de ropa cómoda,  me quité la toalla dejando esta en la cama, al tomar unos boxers sentí la mirada de alguien, me di la vuelta viendo al perrito que recientemente había adoptado viéndome con unos ojos grandes abriendo el hocico un poco. Junté mis cejas ladeando mi cabeza, luego tomé conciencia de que estaba desnudo, frente a un perro, recién conociéndolo. Negué con la cabeza poniéndome los boxers rápidamente, seguido de unos jeans negros un poco ajustados y rasgados en las rodillas, una polera negra y al final me puse unas zapatillas blancas con unos toques negros a los costados.

Cerré el armario volviendo a ver al perro que ya estaba dormido, me acerqué de a poco subiéndome a la cama, hundiéndola un poco debido al peso. Me recosté al lado de Jimin acariciando su cabeza mientras dormía, él abrió sus ojitos acercándose a mí, acurrucándose a mi lado.


—¿Y si vamos al parque? —Jimin me miró moviendo su cola. —Eso sí, no tengo correa. Así que espero que te portes bien o si no, no hay más salidas así. —Toqué la punta de su nariz con mi dedo índice, el perro se subió arriba mío lamiendo mi rostro, arrugué la nariz apartándolo y levantándome de la cama. —Ya, vamos. Porque no pienso ir más tarde, tengo derecho a mis horas de sueño. —el perro me entendió rápido y ladró solo una vez, asumí que era un sí.




...




Estábamos llegando al parque después de caminar unas cuadras del departamento, al llegar al césped, dejé al chico perruno en él y relajé mis brazos, Jimin no pesaba tanto pero igual era cansado llevar a un perro en brazos caminando tres cuadras.


—Ya Jimin a jugar, ve y diviértete. —Jimin me miró serio. —¿Qué?


Adopt You - PAUSADAOù les histoires vivent. Découvrez maintenant