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Canción: All mine- PLAZA

La ponen cuando vean (...)

La noche cayo, al igual que el silencio en aquella mansión.

La tranquilidad reinaba al estar todos dormidos, a excepción de aquel italiano quien se encontraba viendo el techo de su habitación, la música sonaba desde aquella bocina en forma de una garra de lobo, que su hermano le había regalado años atrás.

La música entraba por sus tímpanos, relajando su cuerpo por completo, dejando que su mente fluyera en pensamientos que le hacían sentirse tranquilo.

Para mala suerte o quizá, buena suerte, su único pensamiento era la viva imagen de Gustabo, sus ojos mirándole, recordando el sonido de su voz y los lindos movimientos que hacían sus labios al pronunciar cualquier palabra.

Era tan jodidamente hermoso.

No entendía por qué alguien como él, olía siempre a tristeza y decepción.

Desde el primer día que lo vio, su corazón reclamaba tenerlo, su alma le exigía ir por él, hacerlo suyo, reclamarle como su propiedad.

Pero verlo junto aquel chico de cresta hizo que su furia se desatara levemente, mas escuchando las dulces palabras que el rubio le propiciaba y aun así, el de cresta se las devolvía pero no con el mismo sentimiento.

Podía oler cada sentimiento del rubio, la decepción crecía en su pequeño corazón; Tan roto y herido.

No quería creer que Gustabo era su pareja destinada, era un humano y otra razón es que técnicamente lo había secuestrado para proteger a su familia, amenazándolo con matar a las personas que él quería y privándole de su libertad.

Las circunstancias no le dejaron muchas opciones; pudo haberse acercado al rubio como una persona normal, con intenciones de enamorarlo, cortejándolo como era debido, conociendo cada parte de su mente; conociendo cada parte de su alma hermosamente rota.

Todo cambio cuando se enteró que era parte del FBI, aquellos que buscaban tantas pistas para atraparlos, así que eligió a su familia por sobre todo.

Pero ahora, tenía al rubio para él, tan sometido a él, tan vulnerable; Aun así, no era correcto.

En otra vida hubieran podido ser una pareja normal...

Ahora sabía perfectamente que Gustabo era su otra mitad, y los sentimientos que recorrían su cuerpo eran producto de aquel lazo invisible que unía sus almas y corazones, lo sabía y lo aceptaba.

Claro que estaba dispuesto a eliminar aquel olor tan amargo del rubio, eliminar sus preocupaciones y miedos, pero sabía bien que Gustabo no le aceptaría.

Estaba seguro que era miedo puro el que le tenía y los sentimientos que quizá surgían en el rubio, solo eran forzados por aquel lazo.

De pequeño soñaba siempre con los cuentos de su madre, donde le contaba las tantas maravillas de aquel lazo, encontrar a una persona que amaras y esa persona te amaría de igual forma, ambos cuidándose, disfrutando de su pequeña eternidad, juntos.

Pero ahora parecía más una tortura y obligación que algo lindo.

Parecía más un maldito castigo...y lo que menos quería es que aquella persona que era su pareja destinada se sintiera obligado a estar con él, por el estúpido lazo.

—Nunca puedo ser del todo feliz eh. —Susurro débilmente.

Cerró sus ojos dejando que la música terminara y comenzara una nueva.

Divoratore      [Gustoni]Where stories live. Discover now