Postres

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Caminaban de con los brazos entrelazados por la cebra de una calle concurrida, sus ojos refugiados bajo las gafas de sol y las sonrisas resplandecientes a la vista de cualquiera. Amelia prácticamente la arrastraba con ella y Luisita siempre se dejaba llevar, estaba en su naturaleza dejarse arrastrar por su mejor amiga en lo que sea.

-Explícame porqué estamos aquí de nuevo? - Preguntó con voz monótona.

-Porque necesitas despejarte y este es el mejor lugar para hacerlo. - Le contestó la morena, sonriendo empujó la puerta de cristal que decía "Mami's" escuchando la pequeña campanilla sonar. Inmediatamente dentro el olor a recién horneado, dulces y pastelería llenó sus fosas nasales.

-Hace mucho que no veníamos aquí. - Luisita caminó con ella a una de las mesas disponibles.

-Lo sé y es una pena porque sabes que es la mejor repostería del mundo. -

-Confirmo. - Se echó a reír la rubia. - Recuerdas la torta de Amapola para tu cumpleaños? Mmmm una delicia. - Soltó un pequeño gemidito saboreándose como si pudiera sentir el dulce en su paladar.

Amelia la miró sonreída. - Podemos pedir de esa y tú pides de otra y así compartimos. -

-No hay otra manera desde luego. - Llamaron a una de las chicas que atendía e hicieron su pedido acompañando con dos tazas de café. - ¿Cómo vas con lo del evento? Tienes todo listo? - Preguntó la rubia mirando por el gran ventanal despreocupadamente.

-Sí, afortunadamente cuento con Andrea que si no. -

-Es un sol, esa chica. -

-Realmente lo es. - Sonrió pícara Amelia. - Vendrás el sábado, no? - Preguntó para confirmar levantando la vista a la chica que traía sus postres con pequeños tenedores a un ladito. Amelia miró al tag en la camisa de la chica leyendo su nombre, entonces le sonrió. - Gracias Giselle. - Bajó el tono a uno más seductor que Luisita sabía reconocer fácilmente, puso los ojos en blanco negando con la cabeza.

Giselle le sonrió de vuelta pasando una mano por el hombro de la morena suavemente. - Un placer, Amelia. - Se retiró luego de giñarle un ojo.

Amelia no le quitó ojo de encima hasta que desapareció en el local y luego volvió la vista a su mejor amiga. - ¿Qué? - Preguntó riéndose de la cara de Luisita.

-Es que no sé cómo lo haces, es como si tuvieras un imán bolleril. - Se carcajeó. - Toda mujer que ves, ¡Pum! Bollera por un día al menos. -

Amelia picó de su postre entre risas. - Yo que sé, soy sensible a las lesbianas. - Se encogió de hombros.

-Eso desde luego. - Después de su primer bocado buscó hurgar en el plato de su amiga. - Dame que se ve muy rico. - Se llevó una pequeña parte a la boca degustando la crema de Amapola con ganas.

Amelia se relamió los labios inclinándose más en la mesa. - ¿Ah sí? Te gusta? - Levantó la ceja.

Luisita se saboreó los labios sin apartar su mirada. - Mucho sí. - A Amelia le gustaba jugar y quien era ella para no divertirse un poco. - ¿Quieres probar del mío? - Preguntó sugerente con una sonrisa de medio lado.

Sonrisa que Amelia correspondió. - Sabes que sí, yo siempre quiero probar. - Le devolvió con sorna.

Luisita se echó a reír sin poder aguatar más y llevó un poco de su postre de chocolate a los labios de su amiga. - Eres una cabrona. -

-Me lo han dicho una que otra vez. - Amelia tiró de la silla de su amiga para tenerla más cerca. - Entonces, vendrás o no? - Volvió a la conversación que estaban teniendo antes de todo el juego de los postres.

Bandolera Where stories live. Discover now