El Final del Principio

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Todo agente de la Guardia Infinity, independientemente de la casta a la que perteneciese, debía de dominar ciertas artes. La más importante era la navegación espacial.

Por eso, gran parte de los agentes en tierra ahora eran pilotos abordo en Hawks, Striders Espaciales o naves de abordaje. 

Habían castas que desarrollaban más este aspecto, como los agentes de la Starr Force. Precisamente ellos estaban especialmente entrenados para el combate espacial. 

Y aunque no sean tantos como los Roarhaven, tenían más experiencia que todos los demás.

Todo hombre y mujer con conocimiento del tema capaz de navegar era enviado a hacerlo.

Colette no era precisamente una experta, pero ahora la responsabilidad estaba sobre ella. 

No tardaron mucho en despegar del planeta. Si tenían algo de suerte, la IST habría cumplido su palabra y no tendrían que lidiar con todo el grueso del Ejército Infinito. 












Los primeros Hawks cayeron rápidamente. Los agentes de la Starr Force se notaban durante el combate.

Y los traidores también.

Una sola nave enemiga destruyó un Strider con una facilidad ridícula. El Strider, al menos en espacio, es el equivalente a un Stalker. 

Además, todos los agentes del Ejército Infinito debían ser entrenados duramente para ser expertos en todo, absolutamente todos.

Y esos hombres eran precisamente lo mejor de la Guardia Infinity. Auténticos profesionales en el ámbito. Y máquinas de matar para sus enemigos.

Cuando Ruff vio que tres cruceros enemigos, el de Solaris, la Diablería y la Harlax, ordenó concentrar todo el fuego posible a la primera nave. Consecuentemente, ordenó el abordaje a la Harlax.

Entre las naves de carga, Colette destacaba por pilotar una.

Pese a no ser una piloto, ella sabía navegar. No era tan difícil como parecía. Solo era mantenerlos firme, y girar a un lado o al otro. Obviamente no podía hacer piruetas, detenerse en seco o presumir de mil maneras como cualquier agente de la Starr Force, pero con lo que estaba pasando no podía pedir mucho.

La bahía enemiga no paraba de sacar Hawks. Algunos eran derribados nada más salir, otros causaban estragos en las líneas enemigas. Varias naves de transporte cayeron antes de llegar. Cuando el Almirante Myron Stray, del crucero de la Harlax, vio lo que estaba sucediendo, ordenó cerrar las compuertas de todas las bahías. 

Algunos lograron entrar y desatar el caos dentro. Otros tuvieron que dar la vuelta ante su fracaso.

El de Colette nunca llegó.

Recibió un disparo que desvió su curso y alteró algunos sistemas. Entre ellos la velocidad. Similar a un kamikaze, cayó en una bahía del crucero de la Diablería. Como todas las bahías en naves, tenía una especie de escudo cuya función era crear una especie de pared para que el oxígeno no saliera de la nave ni que el vacío espacial los absorbiese.

Lógicamente le dispararon nada más verla caer. Algo adolorida por la caída, presionó el botón que abría la compuerta trasera y le daba paso a la carga a salir.

En lugar de tropas comunes, ella llevaba un Stalker.

Gracias al nulo sistema defensivo interno, y la sorpresa de los agentes, el Stalker les dio más problemas del que debería. La almirante China Sorrows, también líder de dicha facción, sencillamente sonrió cuando le notificaron lo sucedido.

Colette se escabulló fuera de la zona de combate, y entró directamente al crucero. Sin armas ni nada para defenderse. Solo una radio.

La Diablería era conocida por ser los sicarios de la Guardia Infinity. También eran los espías, pero lo de los sicarios era más famoso. Usaban el sigilo al máximo y demás artilugios para conseguir sus objetivos. El más famoso era el Manto de Oscuridad, que te vuelve invisible ante el ojo humano, aunque habían más.

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