Una Ligera Sospecha

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La resaca era dura. Tenía un fuerte dolor en la cabeza, además de mareos y cansancio. Eran cerca de las 18 del mediodía. Aparte de esa sensación de impotencia, lo que más le alarmaba era estar semidesnuda en una cama que no lograba reconocer.

Y en el suelo, la ropa de Íkaris. 

Algo alarmada, salió de la habitación. Y lo primero que vio fue a Rainer vestida con su armadura leyendo y tomando café, a Sadín con una pijama cocinando el desayuno, y a Íkaris en el suelo con el vestido que Janet llevó durante el día de ayer.

Sadín: Vaya que te divertiste anoche.

Janet: ¿Q-que pasó?

Rainer: Estaban muy borrachas. Íkaris dijo que tu vestido le quedaría mejor a ella, intercambiaron ropa y después cerramos la puerta.

Sadín: No sabríamos decir si los aplausos eran por lo bien que le quedaba el vestido u otra cosita algo más íntima~

Ambas chicas rieron ante la expresión de vergüenza de Malestrom. Volvió a entrar a la habitación y se puso su armadura de valquiria.

Sadín: Vaya que no estás acostumbrada a las fiestas. Te tengo que sacar de ese palacio más a menudo.

Janet: ¿Qué pasó con el tipo con el que bailabas anoche?— preguntó para despejar su mente y distraerse del hecho de que "pudo haber pasado"

Sadín: Resulto ser mujer. Cuando me dijo lo de la cirugía declaré red flag y me las llevé al motel.

Janet: ¿Y tú Rainer? Te vi conversando con alguien...

Rainer: Me dio su número. Cuando tenga un hueco en mi agenda lo voy a llamar.

Terminó de beber su café, agarró una mochila con sus prendas y la espada, y salió del motel.

Sadín: ¿Puedes despertar a Ícaro? Recuerden que ustedes no tienen esas vacaciones que yo sí jiji.

Una patada en la espalda, un grito en el oído y un vaso de agua fría finalmente la sacaron del sueño.

Aunque claro, estaba tan alarmada como Janet al despertar. La única diferencia fue que ella no pensó en lo que pudo haber pasado.

Janet: Hay que volver a Phoenix. Ya El Emperador habrá reemplazado nuestros puestos por hoy, ahora tenemos que reclamar nuestro castigo.

Íkaris: ¿P-pero por qué tengo tu vestido?

Sadín: ¿Eso es lo primero que preguntas? Vaya que ninguna ha ido a muchas fiestas.

Su mejor amiga ayudó a una confundida Íkaris a levantarse. De una patada ella la empujó a la habitación junto a la armadura.

Sadín: Tranquila, no pasó nada de eso anoche— susurró mientras Íkaris se estaba cambiando— solo estaban un poco borrachas. Mañana olvidarán todo esto.

Janet: Cuento con eso...

Íkaris salió ya con su reluciente armadura. Con espada y escudo, sin ver a las demás, salió del motel y corrió como pudo hasta Phoenix, la capital del planeta ubicada varios kilómetros lejos.

Sadín: Vaya que si eres mala para no recordarle que en los Demplos solo Rainer trabaja.

Janet: Quiero ver cuantos kilómetros corre hasta darse cuenta.

Sadín: Conociéndola llegará hasta Phoenix y será el propio Igoriok Grom quién le recuerde que día es hoy. 

Janet sonrió solo de pensarlo.

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