CAPITULO 15: "LA VIDA COLOR DE ROJO"

57 10 6
                                    


"No hay nada mejor, que una vida color de rojo"

-Rojo-

Soy Spencer, un chico de 18 años, pelo negro y largo, ojos marrones, piel blanca. Voy al gym, juego futbol, toco guitarra, dibujo y me gusta el modelaje. Hoy va a ser un día muy importante en mi vida, porque hoy, voy a asesinar a mi papá.

Salgo del baño y comienzo a vestirme. Me pongo mi pantalón (hoy es el día) me pongo mis botas de trabajo (puedes hacerlo) me pongo mi suéter gris (tienes que matarlo) y me pongo mi gorra (es hoy o nunca).

Salgo de mi habitación y veo a mi abuela haciendo mi desayuno y a mi abuelo en la computadora, yo voy caminando tranquilamente a la mesa y me siento esperando a que mi abuela me sirva el desayuno.

- Se despertó mi precioso bello. Ya te voy a dar el desayuno. -Veo a mi abuela haciendo el desayuno mientras que mi abuelo empieza a hablarnos sobre una noticia la cual llama mi atención.

- Señora mayor de edad pregunta sobre sus hijos adoptados, los dos desaparecieron hace días y no los encuentra. Era una mujer de pelo rubio y un niño pequeño también. Los dos eran hermanos y un día salieron, la hermana a trabajar y el hermano a salir a pedir comida pero esa noche ninguno de los dos volvieron.

Al escuchar esa noticia solo comienzo a sentir rabia, irá, frustración y odio hacia el ser al que llamo "Padre" todos los días, pero ya no más, eso se acaba ya.

Mi abuela me pone el plato en la mesa, era pan con queso y mantequilla y empiezo comerlo rápido. Solo tres bocados me bastaron para comerme el primero.

- ¿Spencer? Tenías hambre muchacho. -Yo solo ignoro a mi abuela y comienzo a comerme el otro pan.

- No va a tener hambre, si ayer no ceno.

Termino de comerme el pan a solo 3 mordiscos y comienzo a tomarme el juego que de dos tragos me lo tomo todo. Cuando mis abuelos ven eso quedan impresionados pero prefieren no opinar nada.

Luego de un rato, veo por la ventana, la camioneta, trabajadores bajandose y veo al monstruo de mi padre también.

Los trabajadores comienzan a cargar las cosas en la camioneta, mientras que mi padre viene y pasa a dentro de la casa.

- Bendición -Le dice a mis abuelos.

- Dios te bendiga-. Dicen mis abuelos.

Mi padre se me acerca, me da un abrazo y un beso en la cabeza.

- Dios te bendiga. -Me dió un gran asco cuando me tocó y todavía mucho más cuando me dijo "Dios te bendiga". No mereces nisiquiera decir el nombre de Dios.

Decidí pararme e ir a montar las cosas con los muchachos. Cuando salgo los veo a todos, montando las cosas de manera tan inocentes, sin saber que no trabajan para un ser humano, si no para el mismísimo diablo.

Decido ir y evitar saludar e comienzo a montar las cosas también. Desde nuestra última discusión entre todos nadie me saluda, solo me ignoran pero yo sigo montando las cosas.

Cuando terminamos de montar las cosas veo que está el equipo de soldar, así que decido agarrar las mangueras de este y el pico sin que nadie me vea, lo guardo dentro de una caja y parece que nadie me había visto, así que me monto en la camioneta junto a los demás y veo que Carlos me da una mirada fija y con mal gusto, pero yo le devuelvo una mirada fría y asesina.

Mi padre se monta también, agarrando su teléfono y poniendose a ver estados de WhatsApp.

- ¿Ya montaron todo?- Pregunta mientras sigue viendo estados.

- Si-. Contesta Steven.

Yo veo por el retrovisor inferior la misma mirada de Carlos directa hacia mi pero yo solo lo ignoro.

LA VIDA COLOR DE ROJOWhere stories live. Discover now