Capitulo 3: Estrellas

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Naruto no me pertenece, ni nada más de lo que vaya a salir aquí me pertenece, como siempre malas noticias por eso muchachos.

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Iruka solo podía parpadear como un búho por la escena, todo su salón estaba en silencio por la aparición del joven ciego enfrente suyo, y más por las palabras sin sentido que había dicho al entrerar.

El pelirrojo solo estaba de pie mirando en su dirección como si supiera que estaba ahí ¿En verdad era ciego? ¿Era un sensor? Tal vez, las posibilidades eran muchas aunque luego notó el sobre de papel que le extendía el jóven. Lo tomó con una ceja alzada viendo el contenido mientras daba miradas al pelirrojo que solo se mantenía quieto sonriendo.

No se esperaba que un alumno haya recibido una educación desde casa, recordaba bien al jóven frente suyo. Recordaba perfectamente al niño que siempre hablaba sobre maneras de mejorar Konoha, no podía negar su intelecto y más sus técnicas argumentativas. Intentó ayudarlo a salir adelante pero el consejo repudiaba al niño y no solo el consejo también el resto de Konoha. Fue solo un día en el que no volvió a aparecer hasta ahora. Un pequeño fantasma de sus recuerdos lo llevó al pasado, vió al mismo niño pero poco a poco cambiando a jóven delante suya.

- Puedes tomar asiento.

Con las manos atrás y teniendo una postura firme se dirigió a los asientos sin ver a nada en específico, solo tenía la vista al frente.

Todos miraban a la persona con curiosidad, algunas chicas con un sonrojo por la apariencia inusual del jóven, su estatura era la promedio para su edad, se veía delgado pero su ropa solo era un engaño para evitar que se viera su cuerpo atlético. Sus hombros relajados pero si cabeza al frente mostraban confianza y sus pasos reforzaban ese sentimiento, no era orgullo era simple confianza en uno mismo. Lo que todos deben tener en si mismos, pronto todos reaccionaron al inusual cabello. Rojo como la sangre, solo habían tres personas en la aldea con ese color.

Vió a todas direcciones, cada uno de ellos lo miraba con desprecio al recordar quien era, pero al dar un vistazo rápido continúo subiendo hasta detenerse.

- ¿Puedo?

Hinata solo parpadeó varias veces, el asiento a lado de ella pegada a la ventana estaba libre, se quedó unos segundos viendo a su compañero de salón que permanecía sonriendo.

Agradeciendo a la Hyūga, tomó asiento a su lado mirando en dirección del maestro.

A Hinata le interesó demasiado como era posible que pudiera ver con esa tela cubriendo sus ojos, con el byakūgan podían ver a un kilómetro o incluso más allá dependiendo del portador y eso incluía ver a través de objetos. Solo pudo suponer que era un sensor pero recordaba a la perfección a estar persona, cuando era más chica siempre hubo un niño al que todos golpeaban hasta que un día desapareció, era radical y único pero solo se fue sin saber más de él.

- ¿Necesita algo?

Hinata no pudo evitar ponerse roja de los nervios al ser descubierta ¿Como sabía que lo estaba viendo?.

Soltó una risa baja.

- Me da gusto verte una vez más Hinata-san.

La portadora del byakūgan estaba más atónita, sabía quien era ella. Ella sólo pudo sentirse con nerviosismo y sorpresa.

Llegaron a los oídos palabras malas que jóvenes de su edad no deberían decir ya que era por educación y se escuchaba mal salir de alguien de su edad. Tembló un poco por los regaños que recibió de Himiko y Mikoto al decir malas palabras a tan corta edad, no le permitieron decir algún insulto.

Emperador Where stories live. Discover now