Emperador

Capitulo 17: Cielo Rojo

Hemos vuelto puerkas.

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Los gritos resonaban por el cielo azul, las calles estaban llenas de personas gritando alto, los niños brincaban y sonreían de emoción con sus ojos brillosos al grupo de personas que iban caminando por la calle principal en dirección del palacio real.

El pueblo, la capital y el continente.

Recibían con emoción y amor a su Emperador, Rey y Protector.

- Si que me aman.

El rey pelirrojo levantó una mano como saludo, con una calida sonrisa agradeció a su gente por tal recibimiento aunque su ausencia había sido algo larga, más de lo esperado pero todos sus asuntos habían resultado bien aunque su tiempo en Konoha le impidió ver a los demás Kage que los había citado en su imperio para unas reuniones posteriores.

La ciudad había cambiado enormemente, ya no era ese lugar oscuro y en ruinas que solía ser cuando llegó con la alianza para derrocar a Shen, incluso el año siguiente en que se le llamo como Emperador y Rey del continente aún no se veía tan bien como ahora, las calles eran de concreto con edificios de todos los tamaños con un límite de cuatro pisos para no evitar que se viera el palacio real.

Siendo el centro de la capital imperial estaba lleno de locales y puestos, algunos lugares como escuelas de todo tipo, hospitales y edificios correspondientes a empresas y negocios que producian empleo, otros siendo hoteles o departamentos.

Asintió feliz por como el lugar había cambiado, saludaba a los niños pequeños que se emocionaban por ver al hombre que muchos aspiraban a ser, las los hombres y mujeres mayores agradecían por la jóven alma que había llegado de tan lejos para ser su liberador y salvador. Todos fueron recibidos con amor y atención, aunque su vendaje ocultaba sus ojos no tenían duda que los ojos del emperador también estaban llenos de gratitud y amor por su gente. Sangró por ellos, lloró por ellos y vive por ellos, les cambió la vida para siempre y sus descendientes serían la generaciones que los llevarían por un camino de paz y alegría con la seguridad de un mañana mejor.

Ahora tenía que ir a hablar con sus consejeros sobre lo que había pasado y las futuras visitas que recibiran.

/Konoha/

Dos golpes a la puerta de madera hicieron que Kenji abriera sus ojos con cansancio y agotamiento.

¿Cuanto tiempo había pasado?

Una semana tal vez desde su pelea, sus ojos viajaron a la puerta que se había abierto revelando a su hermano menor que caminó hacia la mesa de noche dejando una charola con un desayuno con unos palillos, el tazón humeante hizo que sintiera un poco de satisfacción en su nariz a saber que su desayuno sería ramen pero el sabor amargo lo trajo de nuevo a la realidad y eso añadiendo el rostro serio y sin emoción de su hermanito.

- Debes estar listo para tu operación.

Solo dijo eso su hermano saliendo sin dirigirle la mirada cerrando la puerta tras él. No entendía como su hermano podía entender esas cosas siendo aun muy jóven, usó su unico brazo para levantarse de su cama quitando las sábanas de su cuerpo adolorido se miró en un espejo de cuerpo completo que estaba en su pared.

Su cabello rubio estaba alborotado, más de lo usual, tenía un ojo cubierto con vendajes ya que estaba inflamado por tantos golpes que recibió, su abdomen y pecho tenían secciones vendadas en especial en sus costillas donde varias fueron destruidas por Naruto y para rematar algo que lo atormentará toda su vida.

Su maldito brazo ya no estaba.

Había quedado liciado, su carrera como shinobi estaba acabada y quedaría como un discapacitado toda su vida viviendo con el recuerdo de ser un perdedor. Solo estaba agradecido con su madrina por la investigación que había hecho sobre las células del primer Hokage.