El Zorrito

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Armando se acomodó en su silla, pero se lo notaba incómodo, inquieto. Esquivaba la mirada, concentrado en sus manos entrelazadas sobre la mesa, como buscando una forma de comenzar.

—¿Qué tiene que ver ese hecho con todo esto? —preguntó Sofía, que ya había dejado claro que sabía de oídas lo que figuraba en el expediente. Todo eso había pasado algunos años antes que se convirtiera en policía.

—¿Ese caso no fue el del culto religioso que se suicidaron todos en la montaña? —acotó Laura, recordando un sonado caso de hace varios años. Como todo lo que no tiene mucha explicación, había dejado de ser noticia muy rápido. Excepto en los círculos de gente rara que le gustaba averiguar esas cosas.

—¿Todos? No —dijo Armando con sincera amargura— ¿Suicidio? Tampoco —agregó pero esta vez con un toque de rabia, sus dedos se crisparon en la mesa.

—¿De qué está hablando? —preguntó Sofía con los ojos como dagas que pretendían perforar al viejo y gordo profesor— Le aviso que todavía soy una oficial de las fuerzas de la ley, y todo lo que diga puede ser usado en su contra... —comenzó a enunciar la policía pero no llegó a terminar. El viejo profesor de repente la miró de esa forma tan extraña que tenía Cacho, y la lengua de Sofía dejó de obedecerle.

—No le tengo miedo —dijo Armando sonriendo con cansancio y también con un gesto de dolor—. Y de todas formas, no hay nada de lo que yo pueda decir que pueda usarse en un juzgado.

—Por favor... —dijo Laura colocando una mano tranquilizadora sobre las manos de Armando— continúe. Solo queremos entender —agregó la ingeniera y Sofía, con la lengua todavía paralizada, asintió con la cabeza. Pero se notaba que estaba aterrada.

—Sofía, si me promete que no hará ninguna estupidez, voy a tratar de explicarles lo que ocurre —sentenció Armando—. Y les comunico que esto es, porque Cacho quiere que sepan. Si fuera por mí, pueden morir en la ignorancia. Arriesgamos mucho al contarles esto —dicho esto soltó la lengua de Sofía con suavidad para que no se la mordiera.

—Prosiga... —invitó la policía con cierta dificultad.

—Todo comenzó con el ABLO...

"El ABLO, o Asociación de Buscadores de Leyendas Olvidadas, era el grupo de estudio que había formado en mis años como jefe de cátedra de historia en la universidad. Había conseguido alguna financiación para hacer investigaciones sobre las muchas leyendas que hay en la región. Al principio el grupo estaba compuesto solamente por alumnos de mi cátedra, en general eran estudiantes que buscaban algún beneficio académico por participar, pero en verdad a pocos les interesaba. Pero pasó algo muy curioso, la noticia corrió como pólvora y comenzaron a llegar solicitudes de ingreso de muchas facultades diferentes. No había forma que pudiera recibir esos alumnos dentro del marco académico, pero era tal la insistencia que decidí hacer reuniones fuera de la universidad. Los primeros encuentros fueron realmente numerosos, cincuenta o más personas, muchos eran curiosos atraídos por el nombre del grupo. Pero duraron poco, al igual que los alumnos de mi cátedra, al final quedaron solamente doce. Entre ellos Juan Esquina y su propio grupo de amigos investigadores. Todavía los recuerdo como si fuera ayer; Juliana con su sonrisa bondadosa y esos ojos verdes brillantes que parecían perforar la oscuridad; Oscar con su torpe inocencia, la risa fácil, un corazón de oro en estado puro; Raquel con su voz de soprano en un cuerpo diminuto, siempre vestida de negro y con ropas inmensas, pero con un rostro bellísimo que se esforzaba en ocultar; Ramiro, el fanático de los programas de supervivencia, con su divertida paranoia acerca del fin del mundo; y estaba Cacho. En esas épocas era joven y divertido, solía cantar muy bien y tocar la guitarra a menudo. Pero ese carácter despreocupado ocultaba una mente brillante con gran motivación por responder preguntas existenciales. Era una combinación extraña de un joven muy valiente y a la vez muy instruido, que se ocultaba bajo un disfraz de bufón. La gente aunque no lo quisiera, terminaba siguiéndolo, era un líder nato.

Tapao (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora