Capitulo III

60 10 4
                                    

—¿Y tú lo pagas todo? —Jonás lucía desconfiado, y no era para menos. Christian pensaba que si a él le hubieran hecho la misma propuesta también habría sospechado que ahí había gato encerrado.

—Te lo juro, yo corro con todos los gastos, un fin de semana entero de fiesta por Valencia. Solo necesito que me lleves, no pierdes nada.

—¿Y quieres salir ya? ¿Ahora mismo?

—Quiero estar allí por la mañana y son más de seis horas de viaje en coche.

—¿Y por qué tanta prisa? ¿Que tienes que hacer allí?

Ese era el punto clave, la pregunta del millón, y Christian se giró curioso hacia el rumano, quería ver si al final le contaba la verdad o prefería llevarlo hasta allí engañado.

—Tengo que ver a mi hermano.

Vale. Eso sí que no se lo esperaba. ¿Sería verdad? Andrei jamás le había dicho que tuviera un hermano, o ningún tipo de familia... Aunque tampoco es como si le hubiera contado mucho sobre su vida. Y de todas formas, conociéndole como le conocía, todo podía ser mentira y solo estar tratando de convencer a Jonás y que dejara de hacer preguntas.

Subido encima de sus rodillas, Eric arqueó una ceja con descaro, mostrándose evidentemente escéptico con el comentario. Christian reprimió una risilla y le dio un pellizco flojo en el costado, instándole a ser un poco más discreto.

—Disimula —Susurró para que solo él pudiera oírle.

—Le está haciendo el lío pero bien. —Susurró Eric de vuelta.

—La idea fue tuya.

El rubio se encogió de hombros.

—Solo trataba de solucionar rápido el problema para que se largase. Pero no ha funcionado, sigue aquí. —Soltó como si nada, y continuó observando la conversación ajena.

—¿De verdad te da igual que le haga semejante putada? —Habia intentado tragarse sus dudas, de verdad que lo había hecho, pero necesitaba saber si ese chico que empezaba a gustarle de verdad tenía una brújula moral tan desequilibrada.

—Bueno... Me da un poco de pena, pero tampoco es asunto mío, no sé, cada uno que haga lo que quiera.

—Pero fuiste tú quien le habló a Andrei sobre Jonás, en el fondo todo es culpa tuya.

—¿Por qué quieres hacer que me sienta culpable? —Eric había tratado de sonar indiferente, pero a Christian no se le escapó el subtono molesto de su pregunta.

—Porque lo eres, eres culpable, y quiero saber si te importa.

—Yo no soy culpable de nada, como mucho de presentar a dos personas, los acuerdos a los que lleguen entre ellos ya no son cosa mía.

—Si bueno, es una manera de verlo, no es la mía, pero si es la tuya, pues vale.

—La pregunta aquí es ¿Por qué a tí te molesta tanto esto? Si me vas a decir que jamás has hecho nada parecido, ahórratelo porque no me lo creo.

—Pues no te lo creas, pero te juro que yo jamás le he hecho una putada así a un colega.

—Jonás no es mi colega, ni el tuyo tampoco ¿No?

—Es del barrio. —Masculló entre dientes. Puede que fuera una estupidez, pero Christian creía que debía de haber algún tipo de código de honor ahí, no estaba bien cagar dentro de casa, eso había que hacerlo fuera, como los perros que eran.

—Ya entiendo... Te gusta. —Christian lo miró sorprendido. No había sido una pregunta, era una afirmación, una dicha con tanta seguridad que por un segundo él mismo se lo planteó. Jonás le había gustado en su momento ¿No? Estaba bueno, eso era innegable, pero más allá de eso... Miró los ojos verdes de Eric, sus labios finos y algo resecos, la pálida piel de sus mejillas que se tornaba roja con una facilidad pasmodica...

Quédate Conmigo (HIATUS)Where stories live. Discover now