Capítulo XI

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Andrei había estado muy pegado a su teléfono todo el camino desde L'Horta hasta Valencia, pero Christian no entendió a que se debía eso hasta que ya estuvieron dentro de la discoteca con una copa en la mano.

La discoteca a la que el rumano les había llevado era... Rara. Desde luego el ambiente no era lo que se dice elitista, no se parecía en absoluto a los sitios donde solía ir a vender porque sabía que allí se encontraría con gente adinerada. La puerta del local era minúscula, casi diría que pasaba desapercibida, si no fuera por la enorme bandera pirata que lucía a modo de rótulo. Piratas, así se llamaba el sitio, ese nombre muy hetero no le sonaba. La sorpresa vino tras pagar diez pavos por cabeza al portero (gasto con el que Andrei muy amablemente corrió) y acceder al interior.

No tenía nada que ver con lo que se intuía desde fuera. Aquello era enorme, como una nave industrial, y había un enorme barco pirata decorativo empotrado en una pared. Sin duda debia ser algún tipo de local temático.

Sobre una plataforma elevada varios metros por encima de sus cabezas, bailaba una gogó vestida con lo que solo podía definir como varios trozos de tela superpuestos de color marrón que apenas si le tapaban algo de carne, y un sombrero pirata que dejaba al descubierto una melena oscura, larga y salvaje. A su lado, siendo visualmente espectacular, había un escupe-fuego que alternaba bailes con una especie de palo ardiendo por ambos extremos, con intensas llamaradas que salían de su boca a una distancia considerable del público que los rodeaba. Todo el sitio estaba decorado con lo que parecía musgo, conchas marinas y diversos elementos náuticos. Sonaba música House a un volumen estridente y las centelleantes luces de colores que lo ambientaban le daban a la estancia un toque sombrío y peligroso. Debía admitir que aquello era espectacular, en su ciudad no había ningún sitio para salir de fiesta que fuese ni remotamente parecido a aquel.

—¡Wow! —Escuchó que exclamaba Eric a sus espaldas— ¡Esto es impresionante!

Iba a volverse y a corroborar su afirmación, pero después de recordó que había decidido ignorarle en la medida de lo posible, así que se mantuvo en su lugar y se inclinó sobre Andrei que aún seguía con la mirada en su teléfono, escribiendo sin parar con dedos ágiles que se deslizaban por la pantalla.

—¿Vamos a por una copa? —Casi gritó para hacerse oír por encima del estruendo de la música electrónica.

—Id vosotros. —Respondió el rumano sin mirarle— Yo tengo que ir un momento a encontrarme con alguien, nos vemos en la barra en diez minutos. —Y dicho esto, se marchó atravesando el gentío.

—¿A donde va ahora? —Le preguntó Jonás que no se había enterado de nada de lo que su amigo había dicho.

—Dice que tiene que encontrarse con alguien. —Le aclaró rodando los ojos, dando por sentado que  ya estaba haciendo de las suyas y tenía una venta programada. A Andrei no se le podía retener por mucho tiempo en un mismo sitio sin que desapareciera repentinamente para hacer negocios o buscarse problemas.— Yo necesito una copa, ¿vienes?

La pregunta se la hizo exclusivamente a Jonás de forma deliberada, ignorando a Eric descaradamente. Puede que fuera infantil, no lo negaba, pero realmente prefería hacer como si no existiera antes que enfrentarse a todo la mierda que se le atascaba en la garganta cada vez que lo miraba, y que esa noche estuviera arrebatadoramente guapo tampoco ayudaba. Sin embargo, Eric caminó junto a ellos con una sonrisa confiada, como si toda su puesta en escena no fuera con él, y Christian le odió un poco más por ello. No era justo que él estuviera tan bien, que pudiese pasar página con tanta facilidad.

Les costó más de los 10 minutos acordados llegar hasta la barra, y otros tantos conseguir que el camarero les atendiera. Para cuando le dio el primer sorbo a su gintonic, Andrei ya estaba de vuelta, y no estaba solo. A su lado se encontraba una chica que debía tener unos veinticuatro o veinticinco años, pelirroja, bajita, llena de pecas y con aspecto de duendecillo. Y su amigo sonreía como si le hubiese tocado la lotería.

Quédate Conmigo (HIATUS)Where stories live. Discover now