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Durmieron las dos horas que quedaban de la tarde y toda la noche del tirón, cosa normal cuando llevas tres o cuatro días sin dormir nada.

Pero cuando Kate se despertó a la mañana siguiente, como no, el lado de María estaba frío.

La llamó en voz alta sin abrir los ojos del cansancio para ver si por alguna casualidad estaba en el baño, pero no, tampoco.

Ni en el baño, ni en el armario, ni en la habitación.

Dios... necesito más paciencia con esto.

Se levantó intentando que sus ojos no se volvieran a cerrar y sintiendo como cada músculo y hueso de su cuerpo pesaba diez kilos más.

Pero haciendo el esfuerzo de moverse, se acercó al armario a ponerse ropa limpia mientras intentaba acumular todas las fuerzas que podía para enfrentarse a la tozudez de su novia.

Porque si, era su novia. Se negaba a aceptar las palabras de María, eran la mayor estupidez que había oído y no iba a aceptarlo.

Hizo dos cafés en la cocina, y subió hasta el despacho de María con esperanzas de encontrarla ahí.

— ¿Qué es tan importante para que no vayas a Wakanda con todos y encima me dejes sola en la cama? — Kate entró al despacho y dejó el café de la rubia al lado de su ordenador. 

— Cosas que tengo que dejar listas antes de irme — murmuró cogiendo el café y probándolo

— Tienes mala cara — Kate suspiró apoyándose en el escritorio con su taza de café en ambas manos

— Tu tampoco estás como las rosas — murmuró sin levantar la mirada del portátil. 

— No me gusta verte mal, cielo-

No, Kate-

Si, y tanto que si María — la morena dejó su café en la mesa y le levantó la cabeza a la rubia con delicadeza, haciéndole mirarle — Yo estoy mal porque mi novia cree que la mejor manera de protegerme es alejarme de ella y no puedo dormir... — suspiró agachándose para quedar a su altura y bajando las manos a las piernas de María — Pero tú tienes muchas cosas en la cabeza y muchas responsabilidades que no deberían recaer sobre ti...

— Creo que he podido darme cuenta de todo lo que tengo que hacer — asintió con sarcasmo apartando las manos de Kate de sus piernas — Y yo tomé una decisión-

— Una decisión que también me pertenecía-

— La tomé porque tuve que hacerlo. Y a mi me dolió más que a ti, te lo puedo asegurar. Pero aunque ahora no lo entiendas, tienes que confiar en mi-

— ¿Y dejar que termines con nuestra relación como si no valiera nada? Ni de broma. A ver, que yo te amo María, no te confundas, pero cuando se te va la cabeza tus decisiones no son objetivas, y ahora mismo tu cabeza está en todos lados menos en donde debería. Así que lo siento, pero no voy a dejar que tomes la decisión de que todo ha terminado.

Necesito espacio — suspiró alejando a Kate del todo y siguió haciendo cosas en el ordenador

— Espacio es lo último que necesitas — negó apartando su silla con María del escritorio y alejándola del portátil — Lo que necesitas es llorar, desahogarte y decirme que narices te da tanto miedo-

— Estoy bien — negó claramente sin querer hablar del tema, pero Kate se había quedado en el complejo para ayudarle, e iba a hacerlo. Si conseguía arreglar su relación era algo bueno, pero su prioridad era la chica, solo quería que estuviera bien y que descansara como debía.

"Demasiada atención, Bishop"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora