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— ¿Y cómo lo lleva Mj?

— No se si decirte mejor o peor. Ella está bien porque está hasta arriba de droga para calmarla. Yo me negué a tomarme las pastillas así que estoy increíblemente mal.

— Lo siento...

— No es culpa tuya — suspiró al otro lado del teléfono — Nat te agradezco que te preocupes pero no es la primera persona importante a la que pierdo en mi vida, se manejar el dolor.

— Cada perdida es diferente, y esta es más difícil que la de tu padre porque-

— Natasha déjalo, no quiero que te sigas preocupando por mi.

Me preocupo porque me importas, Bishop

— Es la primera vez que me dices algo bonito — bromeo — Pero en serio Nat...

No quiero que vuelvas al complejo, solo verte...

— Créeme, no quieres verme — suspiró mirándose la cara en un espejo de su cuarto, casi sin reconocerse — Igualmente... no quiero ir ahí. Es demasiado. No me veo capaz de ver cualquier cosa que me recuerde a ella.

Vives literalmente con su perro, Kate.

— Lo hago porque le prometí que cuidaría a Leah, y porque también es mi perra. Pero no puedo mirarle a los ojos, Natasha.

Te vendría bien terapia

— A ti también, ¿y vas a ir?

No

— Pues yo tampoco. Pero aun así, yo estoy en un buen sitio que me va a ayudar. O eso creía María.

Tampoco vas a decirme dónde estás...

— Si tanto quisieras saberlo podrías estar rastreando esta llamada.

Kate...

— Será mejor que me vaya.

Kate yo-

— Adiós, Nat

Seguiré llamándot- — Romanoff suspiró dejando el móvil en su bolsillo al oír el sonido de haber terminado la llamada.

— ¿Y...? — Steve se cruzó de brazos apoyado en la puerta del cuarto de Natasha, había ido a buscarla y acababa de oír la voz de Kate en el teléfono.

— Por lo menos está viva — la pelirroja le contestó apagada y se encogió de hombros.

— ¿Pero cómo está?

— Como va a estar, Steve — Nat suspiró acercándose al espejo de su baño y secándose las lágrimas de las mejillas. — Pues como estamos todos.

— A ti te he visto peor...

Nunca he estado peor — negó saliendo del baño para ir a comer con Steve, después de un mes desde que había pasado todo era la primera vez que Natasha salía de su habitación a mitad del día, aunque solo fuera para comer en el salón del complejo con Rogers.

— Lo sé, intentaba animarte, perdona — Natasha sonrió un poco agradeciéndole el gesto a su amigo y entraron al ascensor.

— Pero en serio, ¿donde está? El otro día fui a su piso en Nueva York y tampoco está ahí... Dime por lo menos que no está sola.

— Está con Mj — negó apoyándose en la pared del ascensor. — Y con Leah... Es todo lo que sé.

— Al menos no está sola — suspiró — Pero creo que una de las putadas más grandes fue que Lucky también se fuera en el chasquido, ahora hasta la pobre Leah está sola...

"Demasiada atención, Bishop"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora