XIX| CICATRICES

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HOLA MIS AMORES.

DE  NUEVO HAGO ACTO DE PRESENCIA CON UN NUEVO CAP.

ESTO SE ESTA PONIENDO INTENSO, ASI QUE PREPARENSE PORQUE ESTA POR ESTALLAR.

PRONTO TRAERÉ NOTICIAS AL RESPECTO.

POR EL MOMENTO RECUERDEN QUE LADY ESPERPENTO Y LADY SINVERGÜENZA SE ENCUENTRAN A LA VENTA EN AMAZON.

LOS LINKS ESTAN EN MI PERFIL.

SIN MAS QUE AÑADIR.

A LEER.

LEA AMA.

JEN <3

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BESTIA

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¿Qué era ese vacío que sentía en el pecho? ¿Ese hueco en el estómago que le ocasionaba una sensación vertiginosa?

Es que ni siquiera había sentido la bofetada que le había dado Eloísa, tras soltar lo que desde un inicio pretendió que obtuviera Bella de su persona.

El querer tomar parte de su lucha para deshacerse de ese obstáculo, que la apartaba de hacerla enteramente suya.

Había caído en sus encantos, eso era una verdad fehaciente.

En lo que mintió por imbécil fue en el verdadero motivo por el que estuvo pasándose cada norma impuesta para no verse envuelto en un dilema existencial.

Por lo que accedió a compartir su lecho, por el mismo que soltó formación de su vida por más insignificante que fuese, desde la vez que la sintió perdida en manos del Prusiano.

Porque de solo imaginarla con un fin como el de su madre, sencillamente el aire le faltaba. Pero no por verse reflejado en el niño asustadizo que no pudo defender a la mujer que le dio la vida, más bien pasó por su mente cada vacío que estaba llenando con su presencia, y advertirse sin ella en sus días lo enloqueció.

De solo especular no estar en ese juego de seducción le formó un nudo en su garganta, sobre todo, cuando estaba demasiado fresca su confesión de quererlo en su vida.

De lo importante que se había convertido para ella.

Todo eso se le había juntado, y lo más indicado era alejarse e hizo todo lo contrario.

Por eso ahí estaba.

Viendo su espalda intentando por primera vez huir de su presencia, no pudiendo seguirla por el simple hecho de que él ni siquiera sabía cómo asumir que su pesadilla estaba a pocos pasos, pese a que tenía como controlarla, porque le tomó por sorpresa a la vez que entendió que lo que lo movía no era su belleza externa, sino la que lo había alcanzado, esa que no era tangible.

Que solo él había avistado.

Aquella pureza que aun existía en un alma marchita, porque guardaba la esperanza de que algo valiera lo suficiente para luchar no por satisfacción, sino porque aún podía aspirar a un futuro.

Y él se lo desmoronó, porque era su esperanza.

Una que su ira contenida no supo manejar, y se desquitó con que la que ahora necesitaba de todo el apoyo que le pudiera dar.

EL CORAZÓN DE LA BESTIA (EL LOBO DE ALBEMARLE) *INADECUADOS 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora