XXIV| ELLA

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HOLA MIS AMORES.

ESPERO ESTEN TENIENDO UN HERMOSO FIN DE SEMANA.

LO PROMETIDO ES DEUDA, Y COMO SABEN ESTARÉ ACTUALIZANDO SOBRE LA MARCHA ESTA HISTORIA.

POR OTRA PARTE NO SE LES OLVIDE QUE LA HISTORIA DE ARCHIVALD ESTA COMPLETA EN AMAZON, POR SI LA QUIERER LEER ANTES DE TIEMPO.

TAMBIEN PRONTO TENDREMOS NOTIVCIAS DE LA HISTORIA DE LUISA Y ALEX.

ESTA EN PROCESO DE EDICION Y PUEDA QUE LES TRAIGA UNA SORPRESA CUANDO MENOS SE LO ESPEREN.

SIN MAS QUE AÑADIR.

NOS LEEMOS PRONTO.

LES AMA.

JEN <3

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BESTIA

—¿Qué haces aquí, Black? —rugió molesto en un susurro Sebastien, adentrándolo a su habitación, mientras Abigail se tapaba con parsimonia el cuerpo desnudo, al denotar que este no venía solo —¿Bella? —tensó la mandíbula al advertir su presencia.

No la esperaba, mucho menos al lado del sapo rastrero, como si no hubiese ocurrido nada.

Como si aquel no tuviese en la mente dañarla.

Mierda.

Así como tampoco tenía presupuestado que lo viese en esa situación comprometedora, pese a que era la oportunidad idónea para demostrarle que podía pagarle con la misma moneda.

Pero no con ella.

No sería tan mezquino.

Por lo menos, no teniéndola a tan pocos pasos, y después de verla tan vulnerable que aún le dolía el pecho de solo rememorarlo.

Abigail se estaba poniendo en bandeja de plata.

No había cedido pese a su remarcada desnudez, y su cuerpo en parte expuesto, pero tampoco tenía planeado darle alguna explicación.

Si él se jodia, ella no tenía porque quedarse atrás.

—Lamento interrumpir, amo —claramente interpretaba un papel estupendo, porque no se veía para nada afectada, por lo menos para el ojo corriente que no era capaz de leer sus expresiones, pues continuaba con la tez un tanto pálida, los labios resecos y los hombros tensos —, pero, necesitamos darle un mensaje —quería tocarla, y saber que estaba bien.

Que había recobrado al completo el suelo, pero solo se limitó a guardar silencio esperando a que le diera el mensaje.

Aunque tubo con un solo movimiento antes de exponer sus razones para ser incordiado, lo que tanto le carcomía el cerebro, pues con un asentimiento de cabeza, y una gesticulación contundente:

«Gracias a su fama soy intocable» —fue más que suficiente para aligerar su pecho.

» Black —apremió al Barón —. Te estas demorando. Antes resultabas más efectivo —gruñó en respuesta, pero la obedeció.

No estaba en posición de ponerse a discutir con Aurora cuando no le llegaba a los talones.

—Se han ido —para esos momentos era de madrugada, y pronto amanecería —. El carruaje sospechoso que te comenté al inicio de la noche antes de irte con Lady Stewart ha desaparecido —los ojos boreales titilaron de ira, pero no se dejó ver afectada —, y no hay rastros de Lady Allard y Somerset —predecible, pero eso no era lo que quería decirle Aurora.

EL CORAZÓN DE LA BESTIA (EL LOBO DE ALBEMARLE) *INADECUADOS 1Where stories live. Discover now