Capítulo 5

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A causa de algún milagro, Yeosang se duerme después de media hora de conducir. Está sobre su espalda en el asiento de atrás, sus largas piernas dobladas incómodamente. San puede ver por el retrovisor algunas heridas en su cara en donde su piel fue cortada cuando cayó sobre el auto. Observa una quemadura asquerosa en su brazo donde su cuerpo golpeó el asfalto y su piel rozó contra el duro suelo. Aunque probablemente estará bien.

Wooyoung se mantiene en silencio, ocasionalmente tarareando una canción que conoce en la radio, sus ojos pegados al escenario fuera del auto. Parece que está tomándolo con más calma, quizás Yeosang le distrae.

San suspira, Wooyoung voltea su cabeza para mirarlo.

“¿Qué?”

“Nada. Sólo…” San se encoge de hombros. “No esperaba que esta noche fuera así, es todo.”

Wooyoung asiente.

San suspira de nuevo, mirando al chico de cabellos negros. Repentinamente parece estar muy cansado, sus ojos casi cerrándose pero entonces esforzándose a mantenerse despierto. San se muerde el labio inferior y en la distancia visualiza una estación de servicio.

“Vamos a parar aquí.”

“¿Mh?” Wooyoung entrecierra sus ojos. “¿En la estación de servicio?”

“Si, voy a estacionar y vamos a dormir aquí. Por unas horas al menos.”

Wooyoung no parece convencido.

“¿No es mejor que sigamos?”

“Estás cansado, yo estoy cansado. Si me duermo mientras conducimos y también estás dormido ¿Entonces quién evitará que muramos?” San inclina su cabeza hacia el asiento de atrás en el que descansa Yeosang. “Él no, definitivamente. Así que si, pararemos por ahora.”

Después de algunos segundos de silencio Wooyoung murmura un “Bien” y San conduce a la estación de servicio, estacionando el auto en uno de los puestos libres y apagando el motor.

“Necesito un cigarro.” Dice San, tomando uno de su propio paquete. “¿Quieres hacerme compañía?”

“Seguro.”

Salen del auto, dejando las puertas abiertas para no despertar a Yeosang y ambos se recuestan en la cajuela. Wooyoung enciende el cigarrillo que San le da, toma una calada y por un momento su cara está pintada con el rojo de las luces neón.

“Mañana por la mañana también podemos buscar algo de gasolina. Creo que casi se le acaba a este auto.” San se encuentra susurrando en el silencio de la estación de gas y observa un Seven Eleven detrás. Que bueno, sabe que estará con hambre en la mañana.

Wooyoung tararea, mirando la carretera, algunos carros conduciendo.

“Seguimos cerca de Daegu.”

“No lo estaremos mañana” San exhala una nube de humo y Wooyoung asiente.

“Así que ¿Traficante?”

San hace una mueca.

“De vez en cuando. Más que todo me hacía cargo de los pagos y esa mierda.”

Una pausa.

“¿Estabas en Imoogi Pa?”

San arquea una ceja, mirándolo por algunos segundos antes de responder.

“¿Cómo siquiera sabes ese nombre?”

Wooyoung se encoge de hombros.

“Sé muchas cosas. Larga historia. ¿Por qué escapaste?”

“Larga historia.” Responde San.

Wooyoung suspira, sacudiendo su cigarrillo con el dedo índice.

“No tienes que ser así con respecto a eso. Es decir, maté a alguien, no te voy a juzgar o algo.”

“Esa no es la…” San niega con la cabeza. “Olvídalo, no quiero hablar de eso.”

“Bien” Wooyoung mira hacia atrás, a Yeosang durmiendo en el asiento trasero. “Me da un poco de pena.”

También le da un poco de pena a San. Seguro, parece un lunático, pero al mismo tiempo es joven. Es joven, tiene toda una vida por delante, probablemente tiene personas que lo aman y a las que ama, y aún así saltó en frente de su auto. Por supuesto que siente simpatía por él.

“¿Vas a dormir en el auto?” Pregunta. “Considerando que Yeosang tomó el lado más cómodo.”

Wooyoung asiente, y suelta el cigarrillo y lo pisa.

“Si, estaré bien. Puedo dormir en cualquier lugar. Yo… es decir, soy pequeño.”

San le sonríe.

“Pude notarlo.”

Wooyoung le sonríe de vuelta y baja su cabeza. San supone que es algo que hace cuando tiene vergüenza, y lo considera lo suficientemente tierno como para no molestarlo con ello.

“Supongo que dormiré entonces.” Dice Wooyoung. “Buenas noches, San.”

“Buenas noches, niño.”

San espera a que Wooyoung vuelva a entrar al auto y cierre la puerta para suspirar y sacar su celular de sus jeans.

Lo enciende, espera a que la pantalla se ilumine e inmediatamente comienza a vibrar, inundado con notificaciones de llamadas y textos. Son todos de Jongho, una variedad de:

» En dónde carajo estás???

San, en serio, llámame.

SAN QUÉ DEMONIOS HICISTE

Por favor dime que estás bien.

Te odio, joder.

Y más… «

El pecho de San se aprieta, su corazón lleno de cariño. Joder, ya extraña a ese mocoso. Conoce a Jongho lo suficiente como para saber que justo ahora debe estar demasiado preocupado, sin poder dormir, probablemente preguntándose qué debería hacer. La tentación de dejarle un mensaje y decirle que está bien es fuerte. San apaga su celular de nuevo y lo deja en su bolsillo, tomando una última calada antes de tirar el cigarrillo y volver al auto.

Suspira e inclina un poco su asiento. El auto está lleno de los suaves ronquidos de Yeosang y la respiración lenta de Wooyoung.
De alguna forma encuentra un tipo de tranquilidad en aquellos sonidos. No está solo. Seguro, está con dos niños que probablemente le darán un dolor de cabeza, pero no está solo.

Mira hacia Yeosang y hace una mueca hacia las ahora gigantes heridas en su cara y brazos. Luego mira a Wooyoung, envuelto sobre sí mismo en su asiento, luciendo más pequeño de lo que es.

Wooyoung cierra sus ojos y fuerza su cabeza a que se calle y a sí mismo a relajarse. Estarán bien. Se irán de Daegu y dejarán toda la mierda atrás y comenzarán de nuevo en alguna otra parte. Probablemente no permanecerán juntos pues son completos extraños, pero al menos no estarán solos en el camino. Justo cuando cree que se está quedando dormido, algo roza su mano. Abre sus ojos y mira los dedos de Wooyoung dudosamente flotando sobre los suyos, tratando de tomar su mano pero al parecer sin el suficiente coraje como para hacerlo. Mira a Wooyoung y aprieta la mandíbula cuando ve lágrimas en los ojos del chico, labio inferior atrapado entre sus dientes y cara contorsionada en una mueca de tristeza.

“Hey.”

“Estoy bien.” Susurra Wooyoung. “Estoy bien.”

San suspira. Lentamente, entrelaza sus dedos con los de Wooyoung e, inmediatamente, el chico aprieta su mano lo suficiente como para que duela.

“Sí.” Dijo San. “Estás bien.”

EPOCH | WooSanSangWhere stories live. Discover now