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El día en el instituto parecía no encaminarse como Finn lo esperaba, él simplemente iba en dirección al salón pensando en que Sadie se había despedido de él de la forma más corta y seca que jamás había visto. Mientras caminaba, Noah hablaba a su lado, pero no le estaba prestando atención, se dirigió a su sitio habitual y se dispuso a esperar a que sus amigos llegaran.
──Hola, Finn──lo saludó una voz femenina, en cuanto la reconoció abrió sus ojos de golpe y levantó rápidamente la cabeza.
──Maddie──susurró el nombre de la joven con cierto nerviosismo. Con todo lo que le había pasado en los últimos días había olvidado pensar en ella, y más aún hablarle──¿Cómo estás?
──Bien, de hecho. ¿Tú cómo has estado? No hemos hablado estos últimos días──admitió jugando con su cabello rubio.
──¿Deberíamos haberlo hecho?──preguntó con un notable temor en la voz, debía controlarse si no quería que la chica que le gustaba saliese corriendo asustada.
──Bueno, he pensado en que podríamos conocernos un poco mejor. Se ve que eres un buen chico, nunca viene mal una buena influencia──le sonrió de forma radiante, la cual, según Finn le había helado el corazón──Podríamos quedar para salir algún día, si te parece.
──Claro, cuando quieras──asintió rápidamente.
La entrada del profesor hizo que Maddie tuviese que dirigirse a su sitio dejando al rizado con una sonrisa boba en el rostro, en cuanto el profesor cerró la puerta, él no pudo evitar mirar el asiento vacío a su lado derecho, lugar que habitualmente era ocupado por Sadie. Ella no había asistido a clases, por lo cual, Finn comenzó a preguntarse ¿Qué le podría estar pasando? Ya que llevaba mal desde el domingo.
Para el rizado las clases fueron más lentas, debido a que sus pensamientos estaban puestos en la ausencia de la pelirroja. Era obvio que no se encontraba enferma, por lo tanto no era un tema de salud. A la hora del almuerzo, no fue sólo él quien notó su ausencia, Aidan apenas pinchaba su ensalada, Noah ni siquiera intentaba molestar con sus comentarios, Jacob jugaba con las lentejuelas reversibles del bolso de Peyton y Millie apenas levantaba la vista del celular para hablar con Wyatt. Sin embargo, Finn no pudo ignorar el hecho de que la persona menos preocupada por Sadie era justamente su mejor amiga, que se dedicaba a decir simplemente que tal vez debía acompañar a su hermano a alguna parte y que olvidó decirlo. Los demás podían creerse eso, pero Finn no. Por lo tanto, decidió arrinconar a la pelirubia luego de la última clase, para que le contase que era lo que realmente sucedía.
