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Un estruendoso y alarmante sonido fue el que acabó con la calma y serenidad del ambiente. Finn abrió sus ojos de golpe y tardó varios segundos en reconocer en donde se encontraba, obviamente las paredes con fotos collage, broches de mariposa y posters de taylor swift no eran las de su habitación, ni mucho menos las sábanas de seda que lo estaban tapando eran las que él hubiese elegido como suyas. Giró su cabeza en busca de aquel sonido que lo había despertado y notó que a su lado se encontraba Sadie, en aquel instante recordó por qué se encontraba e incluso lo que había sucedido la noche anterior.
Tras comprobar que Sadie era básicamente inmune al sonido de la alarma, le sacudió levemente el brazo para despertarla. Fue en ese momento que se preguntó a sí mismo como haría ella para verse tan radiante por las mañanas cuando parecía levantarse cinco minutos antes del horario correspondido.
──Sadie, está sonando tu despertador──le susurró en voz baja, debido a que no sabía cuál podría ser su humor en las mañanas──Debes apagarlo, está de tu lado.
Lo único que recibió como respuesta fue un leve quejido somnoliento, indicando así que ella no tenía ni la mínima intención de moverse de la cama en un futuro inmediato. Finn pasó un brazo por encima del cuerpo de la pelirroja y estiró sus dedos intentando llegar a su teléfono, el cual se encontraba sobre la mesita de luz. Aquello no había dado mucho resultado, por lo tanto, decidió incorporarse para pasar el otro brazo y apoyarlo sobre el colchón. Dejando así que la imagen que quedara de ambos fuera básicamente, él sobre ella. Finalmente alcanzó el teléfono y apagó la alarma.
──¿Finn?──una voz debajo de su rostro lo hizo dirigir su mirada hacia abajo──¿Qué estás haciendo?
El rizado se sintió completamente avergonzado y se apartó rápidamente, tomando asiento en su lado de la cama. Sadie también se incorporó y adoptó la misma posición que él, observándolo con una pequeña sonrisa asomándose por su rostro.
──Es que.. he intentando despertarte porque tu alarma no dejaba de sonar, y como básicamente no me has hecho caso, pasé ambos brazos para poder llegar a él──explicó rápidamente y con cierto nerviosismo, notando luego que aquella no era, tal vez, la mejor forma de comenzar el día──En fin, buenos días.
La pelirroja alzó ambas cejas y finalmente soltó una pequeña risa.
──Buenos días.
──¿Estás.. estas mejor?──se atrevió a preguntar el rizado, sin saber muy bien cómo abordar el tema de sus padres.
──Si, definitivamente estoy mucho mejor──contestó luego de varios segundos en silencio. Desvió su mirada antes de continuar hablando──Lo de anoche fue.. bueno, ya lo sabes, gracias por quedarte conmigo. No sé si hubiera aguantado la noche sola.
