Terrible Sufrimiento [ UzuTan +18 ]

XI

«Siempre que observo el cielo oscuro de la noche lo único que puedo sentir es miedo»

«Mi cuerpo tiembla al saber que el pilar puede llegar en cualquier momento y mis oídos se ponen alerta ante cada sonido que escuchan. No ha pasado mucho tiempo, a penas he sido tocado cinco veces, pero sé que a pesar de sólo eso, nunca podré estar en paz, nunca podré olvidar el hecho de que mi cuerpo haya sido usado como el de una mujer para poder satisfacer a un hombre hasta el punto de sangrar. No puedo dormir, cuándo lo hago recuerdo todo y lloro. Derramo lágrimas en silencio porqué sé que nadie me ayudará, las personas de mi al rededor sólo querrán deshacerse de mí, y aún no quiero morir. No me importa mi vida, ya está malgastada, pero no puedo dejar a Nezuko y a los demás solos, todavía debo de ayudarlos.»

El cuerpo de Tanjiro se encuentra echado en el suelo. Aún puede sentir dolor, ha gritado tanto que ya no tiene voz, su garganta está hecha un desastre y su cuerpo se encuentra con bastante líquido extraño.

Arde.

—Kamado, todavía son las diez de la noche, creo que todavía es muy temprano para terminar…

El menor no dice nada y se deja tocar, cierra los ojos con fuerza esperando esta vez poder desmayarse para no ser testigo de todo lo que le hará.

A lo lejos Nezuko corre sin parar junto a sus compañeros, está desesperada, Zenitsu e Inosuke no entienden nada pero no dejan de seguirla. Saben que ella no puede estar así por algo sin importancia. Han pasado varios minutos desde que salieron, Zenitsu puede oír bien a Nezuko, y aunque no sabe exactamente lo que tiene en su cabeza, la rabia y tristeza la invaden sin cesar. Al cabo de veinte minutos atraviesan el bosque esquivando los arboles y arbustos hasta que logran llegar a una finca.

—Que extraño…

—Tal vez haya un demonio ahí —Dice Inosuke.

Planeaban seguir los pasos de la demonio para ayudarla pero esta se había detenido abruptamente en un punto justo dónde habían algunas flores. Al acercarse se dan cuenta de que eran glicinias y saben que ella no podría pasar de ahí, así que intentan sacarlas o encontrar algún lugar en donde ella pueda entrar, pero no lo lograron, la casa estaba totalmente protegida, y resignados ya no sabían que más hacer.

—M-mi hermano… —Pronuncia apenas.

—¿Qué pasa con él? —Dice el rubio

—El e-está ahí, a-ayúdenlo… Él s-sangra…

Los menores se sobresaltan al escuchar eso y observan la casa unos segundos más. Ahora que lo notan esa era la finca de un pilar, ¿acaso era un demonio de alto rango quién estaba dentro como para no poder vencerlo solos? No lo sabían, pero descartaban esa idea porque las flores de glicinia lo impedirían entrar, a menos claro, que sea uno demasiado fuerte, así que dudosos entraron con mucho cautelo diciéndole a Nezuko que todo estaría bien, ella trató de tranquilizarse.