Capítulo 8: Graduación Accidentada

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Fue una gran sorpresa cuando al despertar me encontré no en el hospital, sino en ese espacio en blanco que vi antes de llegar a este mundo, aquel lugar donde me despedí de mis padres.

 ¿Podría ser que esa apendicitis fue mucho peor de lo que esperaba? ¿A caso volví a morir?

Mi miré de pies a cabeza notando que mi piel era trigueña y mi cabello corto de color negro. No podía verme en un espejo; pero entendí que debía tener el aspecto que tuve en mi primera vida.

Al igual que esa vez que llegué a este lugar usaba la pijama con la cual fallecí. Un enterizo de verano de Snorlax con pantuflas a juego. Era un poco vergonzoso y gracioso saber que en el otro mundo me veía como toda una otaku.

Caminé sin rumbo buscando encontrarme o bien con mis padres o con la salida. Lo que jamás hubiera imaginado fue toparme cara a cara con nada más ni nada menos que con la Kotoko original y su padre, junto con una mujer que se veía sospechosamente igual que la chica.

- Rena-chan, ¿verdad? - la mujer fue la primera en hablar abreviando mi nombre "Renata" en un apodo cariñoso. - No te asustes. No estas muerta. Despertarás dentro de poco.

- Supongo que te encuentras muy confundida de vernos aquí. - habló Shigeo Aihara con calma. - También es extraño para nosotros. Se podría decir que este lugar se encuentra "antes de..." el otro lado. Donde te estacionas previo a que las almas continúen adelante.

- ¿Sus almas? ¿Están atrapados aquí? - pregunté preocupada al pensar que podrían encontrarse en un limbo sin tener el descanso eterno.

- No. Ya no más. - negó con la cabeza la mujer, esbozando una maternal sonrisa. - Gracias a ti fuimos liberados, Rena-chan.

- ¿Gracias a mí?

- R-Rena-chan - con un tartamudeo la Kotoko original, la protagonista femenina que tanto detesté y critiqué, se encontraba frente a mí saludando con timidez. - Es extraño, ¿eh? Estás en mi cuerpo ahora, ¿Debería llamarte "Kotoko"?... No. Sonaría extraño Jeje. - junto sus manos con una sonrisa nerviosa. - Arigatou, Rena-chan.

- ¿Gracias? ¿Gracias por qué? - la cuestioné intentando no romper en llanto, ¿Cómo podía no estar molesta conmigo por haberle robado su vida?

- Por cuidar de todos allí. - sus palabras me dejaron en shock. - Sí. Te hemos visto desde aquí. Debo ser honesta. Me enojé y lloré mucho por haber muerto tan joven. Pero me alegra que alguien tan buena como tú tuviera otra oportunidad, ¡Has ayudado a tantas personas! Me hace feliz que tengas mi cuerpo. - bajó la mirada con tristeza. - Solo lamento algo y es... Irie-kun.

- Kotoko - pronuncié con pesar.

- Sí. Sé lo que piensas sobre él y lo que piensas sobre mí ¡Pero...! - su voz se quebró y las lágrimas se acumularon en sus ojos. - ¡Aún así... sigue gustándome mucho! ¡Me seguirá gustando aun cuando reencarne cien veces! Duele... ¡Duele no poder volver a estar a su lado! - sollozando se cubrió la cara con las manos. - Rena-chan. Cuídalo, ¿bien? Y a Kin-chan, Satomi y Jinko, cuídalos mucho, ¿de acuerdo?

Con mis propias lágrimas cayendo de mis ojos asentí. - ¡Sí! ¡Lo haré!

El hombre y la mujer abrazaron a la chica con fuerza.

- No te culpes por esto, Rena-chan. - habló el hombre con una sonrisa y ojos llorosos. - Gracias a esto pudimos reunirnos como familia una vez más. Cuida de Shigeki, Noriko y Yuuki-kun por mí ¡Ah! Y dile a esos trabajadores míos y a Kinnosuke lo orgulloso que estoy de ellos.

- ¡Claro! ¡Lo haré!

- Y Rena-chan. - la mujer me miró directo a los ojos. - Cuídate. Nos volveremos a ver.

No Tendré Una Relación TóxicaWhere stories live. Discover now