Capítulo 14: Hospitalizados

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Mis clases habían terminado temprano y después de pasarme por mi Club de Amantes del Anime para tomar algunos mangas que llamaron mi atención, fui a la casa de la Familia Irie.

Estaba pensando en mis cosas cuando, al estar a punto de abrir la puerta, el sonido de cristal rompiéndose me alertó. Con prisa entré a la casa, siendo recibida por gemidos de dolor y me precipité a toda prisa a la sala de estar.

- ¡¿YUUKI?! - llamé angustiada al verlo tirado en el suelo. A su lado había un vaso roto.

- ¡Mi estómago! - se quejó de dolor y fue cuando supe que estaba pasando.

"¡MALDICIÓN! Como nunca se especificó la fecha en el anime no pude prevenir este suceso. Este es el día en que Yuuki es hospitalizado."

Dejando caer mi mochila al suelo bajé corriendo las escaleras y me arrodillé a su lado, notando el cómo estaba encorvado sobre sí mismo debido al dolor.

- ¿Te duele demasiado? ¿Dónde está Tía Noriko?

- E-Ella fue de compras. - pronunció a duras penas. Al tocar su rostro noté que estaba ardiendo en fiebre. - ¡D-Duele demasiado! ¡Kotoko Onee-san!

Lo tomé entre mis brazos y con gran esfuerzo lo cargué hasta el sofá, donde lo dejé recostado. El movimiento debió ser lo suficientemente brusco para que, de un momento a otro, Yuuki se arqueara llevándose una mano a la boca. Dándome cuenta de lo que pasaba me precipité al baño a tropezones buscando una cubeta y regresé justo a tiempo para que Yuuki vomitara. Froté su espalda, sujetando su cabeza, hasta que se detuvo. Dejando la cubeta en el suelo volví a recostarlo y saqué mi celular para marcar con rapidez el número de Irie-san.

Los segundos se me hicieron eternos y cuando escuché su voz del otro lado del parlante grité llena de pánico y ansiedad. - ¡Irie-san! ¡Es Yuuki!

- ¿Yuuki? ¡¿Qué sucede?!

- ¡Dice que le duele mucho el estómago! Acaba de vomitar hace un momento y está ardiendo en fiebre. - mi voz se quebró, pero traté de hablar lo más claro posible para que escuchara los síntomas. - N-No creo que sea apendicitis. Esto parece ser algo mucho más grave de lo que me pasó a mí.

- Mmm. Podría ser algo intestinal. - indagó Irie-san al escuchar mi explicación. - Escúchame, has justo lo que te voy a decir.

- ¡De acuerdo!

Siguiendo sus indicaciones al pie de la letra llamé a la ambulancia y al doctor de la familia, teniendo que encargarme de cuidar de Yuuki hasta que la ayuda llegara, recostándolo boca abajo para evitar que se ahogara en caso de volver a vomitar.

Tras un par de minutos escuché sirenas y, prometiendo que regresaría pronto, salí a la calle para hacerle señas a los paramédicos, dejándoles entrar a la casa y viendo a Yuuki ser levantado para recostarlo en una camilla y ser llevado a la ambulancia. Subiendo justo detrás de él me senté a su lado mientras nos dirigíamos a toda velocidad al hospital.

Sujeté la mano del menor con una mano, sintiendo su piel arder, y con la otra mano le mandé un mensaje a mi mejor amiga contándole lo que sucedió. Esperaba que Irie-san pudiera comunicarse con los tíos y que nos alcanzaran pronto en el hospital. Yo no era buena sobrellevando la angustia y el estrés. Ahora mismo estaba echa un mar de lágrimas y es que, pese a saber que Yuuki estaría bien, no podía evitar sentirme asustada.

Una fuerte tos proveniente del menor me hizo guardar mi celular en el bolsillo para limpiar la comisura de sus labios con un pañuelo. Fue entonces que lo vi abrir sus ojos. Se veía tan desorientado y pálido que no pude evitar llorar aún más.

- ¿Kotoko Onee-san? - me llamó preocupado.

Aquello me hizo sentir culpable. Se supone que quién estaba mal era él, no yo.

No Tendré Una Relación TóxicaWhere stories live. Discover now