Tokyo estalló, hubo muerte y destrucción en la que los héroes difícilmente se repondrían. Un joven, entre las sombras, se daría la tarea de rescatar a su país, sus amigos, su maestro y los amores de su vida del mal que representan Tomura Shigaraki y...
Era de noche en la cafetería de la UA, los jóvenes de primer año de heroísmo estaban frescos tras venir de la piscina. Vieron a un par de parejitas bastante pegaditas. Yui se acercó junto a Eri mientras la cargaba hacia dos platinados bastante juntitos.
— Reiko-chan, felicidades. -decía la azabache con una sonrisa-.
— A-arigato... -Yanagi estaba avergonzada, pero le tomaba la mano a su novio-.
— Shoji-kun, no te conocía ese lado. Felicidades. ¿cómo pasó eso? -se acercó Uraraka mientras le ponía la mano en el hombro al multibracitos-.
/Flashback/
Varios de los jóvenes estaban nadando en la piscina olímpica de la academia. Fumikage, Rikido, Shoji, Juzo, Togaru, Sen y Kosei veían cómo todos se divertían. Algunos estaban en pareja, cosa que no pasó desapercibida por un castaño de grandes pupilas.
— Oe, Shoji-kun. -llamó Tsuburaba-.
— Dime.
— ¿Siempre traes la máscara puesta? -preguntó Kosei curioso-.
— Hai. No me gusta mi rostro, mejor no mostrarlo. -contestó el platinado enmascarado-.
— No creo que debas hacer eso con nosotros, ya nos conocemos lo suficiente. -Sato trataba de hacer sentir cómodo a Shoji-.
— Shoji-kun no lo hará tan fácilmente. -contestó Tokoyami mientras se levantaba a comer- Yo he visto su rostro, personalmente creo que debería dejarse ver más su rostro, pero él decide qué hacer.
— No quiero mostrarlo porque no quiero que me tengan miedo. -pensó Mezo mientras se levantaba para ir al baño-.
Mientras que Reiko estaba con Kinoko, Setsuna, Kendo, Mina, Toru y Tsuyu. La chica del poltergeist había visto a Mezo durante un buen rato, estaba pensando cómo podría acercarse.
— ¿Disfrutando el paisaje, verdad? -preguntó Tokage mientras se relamía los labios-.
— Uruzai. -Reiko apartaba la vista del chico multibrazos de la clase A-.
— ¿Te gusta Shoji-kun, verdad? -preguntó sin filtros la ranita waifu-.
Yanagi se sonrojó más y trató de ocultarse en el agua. Pero eso solo hacía que las demás se rieran y sintieran ternura.
— Háblale y si puedes, declárate. -dijo Toru agitándole los hombros-.
— No tengo esa confianza para hacerlo. -contestó inmediatamente Reiko-.
— Bueno, pero cuando los vimos en algunos entrenamientos, ustedes socializaban muy bien. -Kinoko señaló ese detalle-.
— Es que cuando vamos a pelear, no pienso en otra cosa hasta que me doy cuenta que pasé tiempo con él. -se sinceró la señorita-.
— Deberías ir a buscarlo, probar si esa confianza en los entrenamientos existe también en otros momentos. Ve, no pierdes nada. -indicó Mina sacando a Reiko de la piscina-.
Ella se acercó hacia la entrada del baño donde entró Shoji, quería esperar a que se desocupara pero no pudo evitar escuchar unos murmullos.
— No quiero que ella sepa que esto soy yo. La máscara es parte de mí. Estos dientes, esta boca, estas cicatrices espantarían a cualquiera. Gomen, Reiko. Me gustas pero no quiero que te alejes si vieras mi rostro.
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