Capítulo 21.- un susurro en la tormenta

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A diferencia de Bakugou quien solo podía mensajear con una única persona en todo el mundo, Uraraka Ochako mantenía múltiples conversaciones con sus mejores amigas, Momo y Tsuyu; así como con Izuku Midoriya, con el que hablaba sobre trabajos de la universidad.
Como era de esperarse, su atención permanecía centrada principalmente en el rubio quien, aunque se dedicaba más que nada a responder lo que ella decía, era bastante bueno manteniendo una charla casual al punto en que ella se sintió sinceramente escuchada por él.

De forma esporádica, la lluvia de Noviembre se presentaba en la ventana de Ochako.
La lluvia la hizo sentirse melancólica sin razón aparente. Muy a su pesar, aunque era cosa del pasado, recordó su relación fallida anterior con el mismo chico que podía presumir como novio; y dejando de en su gran y cómoda cama el celular, miró por la ventana.
Al tiempo que observó como las finas y muy probablemente heladas gotas de lluvia corrían por el cristal de su ventana, no dejó de asombrarse que aquel chico de la secundaria ahora fuera el hombre (pero joven) adulto que charlaba con ella con tanto aparente interés.
Él jamás mantenía conversaciones largas por mensajes. Un receso a la semana era para ella, el resto lo pasaba con sus amigos.
Fueron pocas las veces que salían juntos los fines de semana, y la mayoría de las veces Bakugou accedía después de mucha insistencia; y aunque iban juntos a la estación del tren, nunca lo hicieron tomados de las manos. Muy extraña era la ocasión que él dejaba que ella lo tomara del brazo, no sin antes asegurarse de que nadie conocido estuviera cerca.
Claramente, él no estaba interesado en ella durante su época de estudiantes. ¿Cómo pudo ser tan tonta como para seguir con él?
Sin embargo, todo era distinto ahora.
Horas antes, Bakugou le dijo que pensaba en ella, y además, que deseaba dibujarla. ¡A ella! Algo que nunca hizo con ella en su relación anterior, obviamente.

Su celular sonó consecutivamente, sacándola del trance.
Era Izuku acosándola con muchos emojis de caras desesperadas, como si necesitara con urgencia una respuesta de Uraraka.
Entre todas esas notificaciones, también habían mensajes de Bakugou, los cuales por supuesto que fueron los primeros en ser respondidos.
Se violentaba la lluvia allá afuera, y entre tanta charla, tanto trabajo universitario y tantos recuerdos mojándose con la fría lluvía de afuera, de pronto se sintió cansada.

Tenía su laptop también en la cama, y vio la hora.
Eran más de las 6 p.m. lo que explicaba la ausencia total de sol.
Se dejó caer en la cama, reflejando su agotamiento físico y mental.
De pronto, una llamada entró a su celular.
Respondió sin darle importancia, pues creía que se trataría de Izuku.

- Habla Ochako.-Dijo.

- Lo sé, cara redonda, sólo a ti te llamo...- Claramente, no era Izuku.

- ¡Bakugou! ¿¡Qué ocurre!?- Era visible su confusión y sorpresa, al punto que casi se cae de la cama.

- Nada. ¿Debo tener un motivo para llamarte?

- Es que... -Pensó.- No tenía ni idea de que me llamarías.

- Kirishima salió a comprar cosas para la cena, y yo creí que era buen momento para molestarte.

- ¡Pues fallaste! ¡No me molestas en lo absoluto!- como respuesta, él exclamó un "¡Maldición!", Lo que hizo que ella dejara escapar una breve pero considerablemente fuerte carcajada.- Entonces, ¿No tienes un motivo real para llamarme?

- Siendo sincero... No. Creo que no. Quizás solo quería oir otra voz que no sea la de Kirishima ni la de la Televisión. ¿Sabes que desde que él está aquí no ha dejado de ver programas basura? ¡Estoy que me revienta las bolas!- Dicho comentario hizo reír de nuevo a Ochako, aunque esta vez fue de una forma más sutil.

- Pensé que me desearías "Buenas noches".- Dejó caer la idea.

- Sí. De hecho consideré hacerlo pero también creo que es muy temprano aún para eso. ¿No?

Ella le confesó que planeaba irse a descansar en un rato breve más ya que ese día estuvo trabajando en su proyecto con Izuku. Bakugou le dijo que si le pedía al "cabeza de brócoli" terminar el trabajo, él definitivamente lo haría sin rechistar.

- ¡No! ¡No soy tan cruel! Además, aún tenemos unos días para hacerlo.

- ¡Buu! ¡Qué aburrida! Él es un jodido nerd. Muchos le habrían sacado provecho a eso!

- De todas formas, me niego a hacerle algo tan feo.- la lluvia, de forma imprevista, se convirtió en tormenta eléctrica. Un par de truenos rugieron en la lejanía.- ¿Sabes? La lluvia...

- Te deprime...- Respondió Bakugou, interrumpiéndola.

- ¿Cómo lo sabes?

- A veces te escuchaba cuando me contabas cosas en la secundaria. ¿Apuesto a que eso sí que no lo sabías?- Se quedó callada. Realmente no esperaba eso, y terminó por darle la razón.

- Definitivamente has cambiado. Creo que por eso te amaré más.- Un trueno traicionero impidió que se le escuchara con claridad, haciendo parecer a su confesión como un simple susurro silenciado por la tormenta.

- ¿Qué dijiste?- Ochako se negó a responderle, fingiendo demencia.- En cualquier caso, creo que no deberías darle importancia a la lluvia. La vida de los universitarios ya es lo suficientemente deprimente como para que te dejes afectar también por algo que no puedes controlar como la puta lluvia.

- No creo que eso me haga sentir mejor, pero gracias de todas formas por tratar de alegrarme.

- Necesitas ser un poco más estoica, Cara redonda. Debo irme ya. Kirishima ya no tarda en regresar y no quiero que me acose con preguntas sobre mi novia ahora que por fin pude hacer que olvidara el tema. Buenas noches, Cara redonda.

Ochako rió un poco ante la idea de Kirishima siendo molesto con respecto a la relación de Bakugou.
- Buenas noches, Bakugou. Creo que yo también debería buscarte un apodo cariñoso para ti.

- ¿Y quién dijo que "Cara redonda" era un apodo cariñoso? Es más bien una descripción física.- Ambos compartieron una pequeña risa, y poco después se despidieron tras una charla breve sin ninguna importancia real.
Fue él quien colgó primero.

Reposó su cabeza en el colchón de la cama mientras veía al teléfono.
Él jamás la había llamado de sorpresa anteriormente.
Se sintió profundamente querida en ese instante, y su felicidad se desbordó aún más cuando recibió en ese mismo instante un mensaje de él:
"¿Mañana en la cafetería a la misma hora?".

No se permitió dudar en esta ocasión.
Definitivamente, él no era el mismo.
Respondió al mensaje con un muy entusiasmado "claro que sí", seguido de muchos corazones; y después, se dejó vencer por el sueño, sin importar que el pobre Izuku Midoriya seguía esperando respuesta para continuar con el trabajo.

*Final del capítulo*
Palabras totales: 1108 aprox.

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⏰ Last updated: Oct 30, 2022 ⏰

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