Capítulo 6.- Por la mañana.

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El departamento se quedó sólo de un momento a otro, y era curioso como pasó de ser un lugar lleno de ruido por peleas tontas por quién usaría primero el baño a ser tan silencioso como una tumba.

Kirishima conversaba con Sero y Denki sobre el plan de verse una vez al mes en la casa del rubio; era secundado y apoyado por su novia afirmando que sería una gran idea mientras que el rubio sólo se preguntaba si valía la pena los $10 dólares por hora que lo obligaban a madrugar.

También seguía pensando en la hermosa chica de ojos avellana.

Había soñado con ella. Un sueño lleno de pasión y un poco de lujuria pero que también podría ser considerado como un sueño romántico. Estaba avergonzado de haber tenido ese sueño profano.
Seguía enamorado de ella, o mejor dicho, ¿en verdad sentía eso por ella? Jamás había pensado en decirle que la amaba, pero ¿por qué pensaría en decirle eso a ella?

Sus ojos estaban pesados y él somnoliento.

No pudo evitar mirar a sus amigos y ver que ellos eran alegres y reían, quizás, por algo que Denki dijo de un proyecto que no había hecho y que valía el cincuenta porciento de la calificación, o algo así.

Había mucha diferencia entre un chico estudiante y un joven adulto trabajador, o eso dedujo: ellos podrían sufrir por sus clases, pero él sufría por la idea de pagar impuestos, quienes son los mayores enemigos de un futuro adulto.

Comenzó a sentirse enfermo, pero no por alguna clase de enfermedad sino por la vida.

Cansado. Esa era la palabra; estaba cansado de la vida que estaba llevando pero no regresaría a casa de sus padres.
Su orgullo no se lo permitía.

Los amigos del rubio se fueron en un mismo tren, pero que era diferente al de él, amenazando con volver el segundo fin de semana de cada mes sin siquiera pedirle opinión; ellos ya lo habían decidido sin el rubio y el silencio de este les pereció reconfortante.

Eran las 7 am, y sólo le quedaba esperar su trasporte. Durante la noche cayó una pequeña nevada pero nada parecido a la del día anterior.
Si el tren llegaba retardado no habría excusa que valiera.
Por suerte, en esta ocasión pasó a tiempo en el andén.

El ruido del tren moviéndose por las vías metálicas le recordaba a alguna clase de sonido de tortura, como un verdugo arrastrando cadenas, ¿tan pronto su vida había llegado a ese punto en el que ya nada tiene sentido?
Tal vez sólo estaba exagerando o lo más seguro es que estaba intentando olvidar a la bella chica que volvió a su vida de una forma tan repentina.

¿Por qué volvía a acosarlo después de tantos años que estuvo muerta y enterrada en sus recuerdos? ¿Por qué tenía que ser tan miserable?

-...Si ella te mandó al diablo fue porque te lo merecías. Lo que le hiciste no lo hace un verdadero hombre...-Recordó las palabras del pelirrojo y lo maldijo, como era costumbre en él pero todo en silencio, pues hasta eso tenía un poco de respeto por los demás pasajeros.

Las mañanas solían ser ocupadas en la cafetería, algunos días más y otros menos; ese día era tranquilo con tan solo un par de clientes un tanto fantasmagóricos y aunque odiaba las multitudes y mas si tenía que fingir su sonrisa más amable, detestaba y repudiaba con mayor fuerza los días aburridos.
Sólo veía desde la barra a los clientes comiendo rebanadas de pastel y bebiendo sus estúpidos cafés.

-De haber sabido que hoy sólo vendrían un par de monigotes, no me hubiera levantado de la cama...-dijo mintiendo, pues necesitaba el dinero y había vendido barata su alma.

-Eres un amargado...-respondió Jirō- te quejas cuando tenemos trabajo, te quejas cuando no viene nadie, ¿siempre eres así de cretino? Por eso no tienes novia.

Las Diferencias Entre Tú & Yo.Where stories live. Discover now