Capítulo 1. Vida diaria

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-"Mierda de vida..."-Pensaba con indignación el joven Katsuki Bakugou, de 19 años, quien miraba molesto su reloj de pulsera.
El tren iba retrasado por casi 15 minutos, lo que produciría como concecuencia que llegara tarde a su trabajo en la cafetería.

Llevaba menos de dos meses trabajando en dicho establecimiento, que se encontraba en el centro de la ciudad.

Por motivos personales, había dejado la casa de sus padres, mudándose a un pequeño departamento de mala muerte que estaba practicamente a un lado de la estación, lo que hacía que el ruido de los trenes de la madrugada le impidieran dormir adecuadamente.

Desde que se mudó de casa de sus padres, había dejado la escuela de bellas artes al no poder costeársela por su propia cuenta. Éste era su sexto empleo en menos de un año e, irónicamente, era en el que más tiempo había durado.

Refunfuñó ante la idea de llegar tarde. Su jefa era una buena persona pero si había algo que la amable viejecita no toleraba era el hecho de que sus empleados llegaran tarde.

Tardaría veinte minutos en llegar a su trabajo por culpa del retraso del tren, lo que automáticamente le haría perder una hora de sueldo.

Volvió a maldecir.

-"Estimados usuarios del servicio de trenes, lamentamos informar que el tren número #3 sufrirá un retraso extraordinario de 10 minutos más, lamentamos el inconveniente..."-Exclamó una voz en una bocina.

-¡Pero que mierda te hice para merecer esto, Dios!-Gritó, recibiendo la mirada de los demás usuarios del servicio.

Chasqueó la lengua y se sentó en una banca, colocándose sus audífonos para ignorar a la multitud de personas que comenzaron a hablar mal del joven rubio que parecía un delincuente.

Comenzó a escribir en su celular un mensaje para su jefa, explicando que el tren demoraría por condiciones del clima.

Después de todo, era invierno y había navedo toda la noche.

Bakugou sabía desde que despertó y vio el panorama blanco que ese día en específico sería horrible, malo y muy malo.

Vestía una gabardina marrón con unos jeans negros desgastados y rotos de las rodillas; no estaban rotos por el uso sino que así era el estilo. Llevaba botas igualmente marrones y unos guantes sin dedos de color negro.

Hacía frío pero no el suficiente para requerir una bufanda, o por lo menos desde el punto de vista del rubio.

Resopló, dejando escapar un pequeño vaho gélido y pensó que el vapor de su respiración caliente era el humo de un cigarrillo. No fumaba pero creía que era relajante y esa era la razón por la exhalaba de esa manera.

Su celular vibró. Era su jefa que le respondía amablemente que estaba bien si ese día llegaba más tarde, siempre y cuando cubriera las horas en el turno de la noche.

-"Genial. Trabajar hasta la noche..."-pensó sarcásticamente, pero terminó aceptando; así por lo menos no perdería su sueldo.

Sacó de su bolsillo una pequeña pastilla de menta y se quedó esperando al tren, que tuvo una demora de casi una hora.

Maldiciendo todo lo maldecible, subió al transporte cuando éste llegó.
Eran las 10:00 a.m. y su turno comenzaba originalmente a las 8:30 a.m. por lo que tendría que salir dos horas después de lo normal.

-"No está tan mal..."-se intentó reconfortar.- "...Sólo son dos horas, salir a las 6 de la jodida tarde no está mal..."-pero en eso, el tren se volvió a detener a penas 15 minutos de haberlo recogido en la estación.

Las Diferencias Entre Tú & Yo.Where stories live. Discover now